miércoles, 24 de agosto de 2011

Dual

“Mi cuerpo está profundamente ligado al cuerpo de mi mujer. Tengo en realidad dos cuerpos, y de hecho es mi vida entera la que es doble. Aunque careciera de cerebro, como un animal de laboratorio, mi cuerpo seguiría estando enamorado del cuerpo de mi mujer [...] Cuando hacemos el amor, nuestra intimidad es lo más precioso, y nuestro placer depende totalmente de ella. En realidad hacen el amor dos cuerpos que se conocen infinitamente y que, no obstante, no se sacian nunca de redescubrirse”.

Mircea Cartarescu, Por qué nos gustan las mujeres (fragmento)


Últimamente una pareja de amigos ha comenzado a vivir de forma simultánea en los cuerpos de uno y otro. Tienen una existencia dual, solidaria y compartida, con sentimientos, emociones y experiencias comunes. Podría decirse que ahora tienen una mente y dos cuerpos, con todo lo que implica de romanticismo, ternura y fantasía de pareja. Están encantados, sobre todo con los momentos de éxtasis místico y terrenal, altamente satisfactorios. Siempre se los apuntan satisfactorios.

A mí me pasó hace tiempo también con una novia finlandesa que tuve. No sé si es que es cosa común allí en los países nórdicos, pero a ella no le llamó demasiado la atención. A lo mejor es que era sosa, sin más.

Yo, sinceramente, pasé pronto del rollo éste de la existencia simultánea, de vivir a la vez en su cuerpo y en el mío. Ya en la primera regla vi que eso no era para mí, no sólo por el insoportable dolor, sino porque soy más bien asquerosito. Además, sigo buscando el romanticismo en el hecho de ir tantas veces al cuarto de baño –sumen a las suyas, las mías y con todo lo flatulento y etcétera– y en una existencia propensa a la migraña. Si a esto añadimos una profunda y dolorosa vida interior, un complejo de Electra sin superar y una hipocondría crónica, mi existencia tuvo de todo menos ternura y pasión. Ella tampoco lo tuvo que pasar bien con mi gingivitis, faringitis, hipertensión, egocentrismo, tanorexia y tendencias depresivas. Del sexo no nos quedaron ni los restos, por cierto.

Espero, pues, que mis amigos se metan la existencia común por donde les quepa. Por cierto, últimamente no hay quien los soporte con la mierda de la telepatía.


No hay comentarios:

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.