jueves, 22 de noviembre de 2007

Hatari!


"La habitación estaba en silencio y tan desierta como un claro de la selva un caluroso mediodía. Las paredes eran lisas y bidimensionales. En ese momento, mientras George y Lydia Hadley se encontraban quietos en el centro de la habitación, las paredes se pusieron a zumbar y a retroceder hacia una distancia cristalina, o eso parecía, y pronto apareció un sabana africana en tres dimensiones; por todas partes, en colores que reproducían hasta el último guijarro y brizna de paja. Por encima de ellos, el techo se convirtió en un cielo profundo con un ardiente sol amarillo."

La sabana, Ray Bradbury


P.S. Nos vemos a mi vuelta, ya en diciembre. De nuevo, cruzad los dedos para que los aeropuertos me respeten. Les tengo más miedo que a todos los leones juntos.


domingo, 18 de noviembre de 2007

Mi amante fiel (Clásico revisitado número 8)

A todo esto llegó Odiseo a Ítaca, más muerto que vivo, más en tercera persona que en primera. Diez años viajando por entre Calipso, Nausícaa, Alcínoo, feacios, cicones, lotófagos, cíclopes y Circe, y aún bastante quedaba de él, que en su boca todavía había una lengua (más negra) y por su nariz seguía entrando aire. Sin embargo, estaba muy cansado, y matar ahora a los pretendientes de Penélope se le hacía una montaña. Pero ¿cómo dejarlo para mañana? Quería dormir en su cama, en sus sábanas de seda, de rey, y sólo con ver el aspecto del palacio después de tanto tiempo de ausencia le hervía la sangre. No era amante de escenas, por mucho que dijera aquel ciego embustero. Lo del arco, tal y como lo había imaginado, se le antojó una frivolidad, demasiado espectáculo para quien tan poco se lo merece. Se asomó a la sala y allí estaban todos, como esperaba, borrachos, aniñados, tragando noches pegajosas, perdidos en un laberinto orgiástico. Entre ellos, encima de una mesa apareció una figura conocida. Era ella. Y se reía y repartía besos y tactos y se desnudaba y se vestía y se desnudaba. Cuando lo vio observando la escena, gritó entre carcajadas.

- Odiseo, ya te advertí que las relaciones a distancia no son lo mío.

viernes, 16 de noviembre de 2007

La cinta VHS



Qué enorme homenaje para uno de los objetos en torno a los que giraba mi adolescencia y la de muchos. Al verlo, no dejo de sentirme un poco miserable, ya que soy uno de los grandes culpables del culto al DVD.

P.S.: Después de tanto noviembre en blanco y negro, hoy me apetecía color.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Deserción

Por un instante reinó el silencio. En la trinchera esto era noticia, acostumbrados como estábamos a los ruidos de amputación, a las explosiones de mortero, a los silbidos de la ametralladora. Antes, el cielo en ruinas ya había dejado caer un par de gotas que despejaron la bruma formada delante de los ojos de los soldados, hartos de tanto miedo. Ahora, la calma casi hacía daño en los tímpanos. No sé si fue sólo eso o también tuvo que ver el frío de tumba, pero parecía como si el tiempo se hubiese congelado, igual que en esas películas malas en las que los segundos se hacen minutos y los minutos no pasan. Incluso, si se prestaba atención, podía oírse el crepitar de los cadáveres en descomposición y la angustia avanzar como hiedra seca. Al poco, una risa áspera interrumpió la quietud. Era ella, vestida con un quimono japonés de color negro, que se paseaba por el campo de batalla con la serenidad que da saberse en casa. A pesar de llevar meses en el frente, no la había visto nunca aparecer de un modo tan desvergonzado. Y tan de cerca. Se acercó con paso seguro al teniente y, sin dedicarle el saludo reglamentario, le dijo cuatro palabras: “Estoy harta. Me voy”. Y se fue. Nos dejó con nuestra guerra, ahora más absurda que nunca, huérfana de muerte.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Jaikus de Kerouac


Este mismo mes, Bartleby Editores publica "Libro de jaikus" de Jack Kerouac en edición bilingüe (traducción de Marcos Canteli). Todo un acontecimiento de 500 textos de tres líneas, diecisiete sílabas:

No telegram today
only more leaves
fell

(No hubo telegrama hoy
Sólo más hojas
cayeron)

The moon,
the falling star
- Look elsewhere

(La luna,
la estrella fugaz
- Mira a otra parte)

Nodding against
the wall, the flowers
Sneeze

(Cabeceando contra
la pared, las flores
estornudan)

How many cats they need
around here
For any orgy?

(¿Cuántos gatos necesitan
por aquí
para una orgía?)

The moon
Is a
Blind lemon

(La luna
es un
limón ciego)

Ah who cares?
I´ll do what I want
Roll another joint

(Ah!, ¿a quién le importa?
Haré lo que quiera
liar otro porro)

God´s dream
It´s only
A dream

(El sueño de Dios
es sólo
un sueño)

domingo, 4 de noviembre de 2007

Excusas

¿Era realmente indispensable descolgar? El teléfono sonó otra vez, pero seguía lejos. En los diez minutos que habían transcurrido desde la última llamada el aparato no se había acercado ni un centímetro. No se movía, ni siquiera hablaba. Seguro que era ella, pero ahora no era el momento de mantener esa conversación. Todavía no. Hoy había trabajado todo el día, tenía el cuerpo deshecho y la mente para pocas fiestas y para menos discusiones. Además, la embriaguez le tenía sumergidas las ideas en formol. Antes había intentado mantenerse en pie, pero era demasiado difícil; la habitación le daba vueltas, la mesa parecía que iba a tocar el techo, las sillas comenzaban a bailar y el estómago se ponía a rivalizar con la nuez. Se sirvió unas gotas más para ganar valor. Entonces el teléfono dejó de sonar. Brindó por el silencio y por el aire viciado, muera el oxígeno puro. Como ensayo general no había ido mal. Veremos cuando llegue el momento del estreno. Sonó otra vez a los pocos segundos. El miedo volvió y de nuevo echó un trago. Vamos, dame la mano y coge el teléfono. Y habla con ella, aunque sea para divertirte un rato. Acepta el reencuentro. No. No pudo aguantar el terror a sí mismo y a esa repugnante herencia de cobardía. Su ausencia era muy tangible aún. Rió de forma nerviosa, quiso alargar el brazo, pero no. Muy lejos. Dio una calada y cambió de canal. Silencio. Mañana. O el sábado. Sí, se lo diré el sábado.

 
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