domingo, 31 de agosto de 2008

Deseo


Fóllame, le dijo, y se tendió desnuda en la cama, sin decir amor mío, ni te quiero ni angustia de querencia. Sobraban todo biombo de cariño: ahora el paisaje era fácil, sin obstáculos, sin indirectas, sin seducciones implícitas. Se acabaron las caricias de sauce y las almohadas de candor. Fóllame ya, repitió.

Él se sacó un peine del bolsillo de la camisa, se repasó la raya del pelo en dos gestos y se miró en el espejo para comprobar que el resultado era el deseado. Después, se aflojó la corbata y, tras desabrocharse dos botones de la camisa, puso los gemelos sobre la cómoda. Uno. Y luego otro. Sacudió la americana, repleta de noche, y la colocó en la silla que tenía más cerca de él, evidenciando que las hombreras quedaran perfectamente alienadas. Tras deshacerse del cinturón, de los zapatos y de los calcetines, paralelos a la cómoda, dejó los pantalones, doblados por su centro geométrico, junto a la chaqueta. Lo último fueron, obvio, los calzoncillos, que acabaron sobre los pantalones como si no pudieran estar en otro lugar, y las gafas, cuyas patillas abrazaron los gemelos.

Después buscó a su amante, que yacía retorcida de humedad; cómo te deseo, pronunció.

Pero, al no encontrarla, se durmió.

Ella repitió fóllame ya y lo buscó con el tacto.

Pero, al no encontrarlo, se durmió.


P.S. Gracias a Sweetcide (Dulce suicidio) por la foto.

4th BlogDay

Bien, hoy es el 3108Day2008 o, lo que es lo mismo, el día del blog de 2008. ¿En qué consiste el magno acontecimiento? Es un día creado por blogueros para hacer conocer a otros blogueros: durante la jornada de hoy, posts como éste en blogs de todo el mundo servirán para dar a conocer nuevas bitácoras.

Las instrucciones son sencillas:

- Recomendar en una entrada cinco blogs de interés e informar a los autores de los blogs que han sido seleccionados por ti.

- Agregar el tag “BlogDay” de Technorati y un enlace al sitio BlogDay como el siguiente:


Blog Day 2008



Mis cinco blogs recomendados son los siguientes:

- Las letras dormidas, de Eva Díaz Riobello, un gran blog de literatura de género.

- Escritas desde abril, de Manuel Holgado. Reflexiones, ficciones y crónicas (emilianas).

- Diego Ribeira, de él mismo. Relatos, sueños, poemas y las tribulaciones y disparates del Licenciado Quelonio.

- Una bitácora de cuadritos, de Martín. Literatura en cuadernos milimetrados.

- Adicta a cruzar en rojo. Encarnado rincón de poesía y prosa poética.

viernes, 29 de agosto de 2008

Aeróbic


- Probemos eso de correr a ciegas por el bosque e imaginemos que somos como los cohetes amarillos de Kerouac. Y explotemos. Seamos peonzas enloquecidas.

Como diálogo no es creíble, ya lo sé. Pero es que ella se expresaba siempre de esta manera. Por eso me apunté a su clase de aeróbic.

- Deja tu alma palpitante a un lado. Eres sólo cuerpo, un juguete que tienes que hacer volar.

Esta absurda pedantería suya hizo que, en sólo dos tardes, me enamorara de ella, a pesar de los saltos, los bailes arrítmicos y el patetismo sudado.

- Siente el rugido de tu conciencia y disfruta del espectáculo vagabundo de tu esfuerzo.

Gritaba de esta forma y todos la seguíamos como zombis borrachos, hipnotizados por su danza ridícula al ritmo de éxitos de los ochenta.

- Dios no existe, el mundo no existe, sólo tú y yo existimos y nuestros destinos están ligados irremediablemente.

Pero no, en la cama no era así. Sólo en una ocasión recitó a Quevedo en el orgasmo y fue circunstancial. Escuchando esto, sé que conmigo fingía. La mataré. Ahora. En brazos de su amante.


Más experiencias gimnásticas, en Contraportada.

jueves, 28 de agosto de 2008

Tiempo de tinieblas



Llega septiembre...



Siempre
Siempre buscando
fotos del mañana
Que acabarás olvidando por ser de ayer

Bebe
Bebe las gotas
Que caen hoy de esta rama
Y fíjate bien para no caer

Y si miras
Si miras hacia arriba, ten cuidado
puedes tropezar
y te puedes caer

El sol

El sol sale para todos
El sol sale para todos
y para todos se oculta también


si te quedas un rato
si te quedas un rato esperando
verás que vuelve a amanecer

Y si miras
Si miras hacia arriba, ten cuidado

puedes tropezar
y te puedes caer

Y si miras
Si miras hacia abajo
Ten cuidado
El vértigo de los días pasados

Morir
es aprender a esperar

y vivir
Vivir es aprender a ver en la oscuridad



Deluxe, Ver en la oscuridad

domingo, 24 de agosto de 2008

Lila (dit ça)


-ne bougez pas- elle me dit
je veux sentir
ton gros bite
dedans, dedans... dedans moi.

Xavi Martín



Lila le dijo adiós, o quizás hasta luego, no sé, pero, de todas formas, quería decir adiós. Con una sonrisa, pero quería decir adiós. Lo dijo para engañar al silencio, porque en realidad no quería decir nada. Sólo irse.

Él se quedó esperándola. A ella. A Lila. Encendió un cigarrillo para que transcurrieran tres minutos más. Sólo le vinieron los recuerdos, los del humo y luego los del sexo -te quiero sentir dentro de mí. Advirtió que retrocedía a la oscuridad y apuró la última calada. Cayó en el error romántico de pensar que sin ella, sin Lila, su mirada quedaba rota y que ahora, sin destinatario, sin Lila, le quedaría un exceso de todo.

Sobre la rigidez de su memoria colocó de nuevo un tapiz de colores y a la nariz le vino un olor a sudor, el sudor de Lila, y en las manos se materializó el tacto de su piel, la piel de Lila, blanca como la de un ángel, tan alejada de todos los corazones enfermos que la deseaban.

También le vinieron los celos (los celos de Lila) y la enfermedad de perseguirla, a Lila, en el fuego que los rodeaba cuando estaban juntos, en los sonidos de su voz -la voz de Lila- de su respiración -la respiración de Lila- y de los párpados al pestañear -los párpados de Lila-, una revolución corporal que podía expresar ternura, que podía expresar pasión y que a él le provocaba locura.

El cigarrillo se acaba y, con el humo, también desaparece Lila. Sólo queda el miedo a la hoja en blanco, a la partitura vacía, a Lila sin Lila.


martes, 19 de agosto de 2008

Página 119

Hasta el momento en que ese libro llegó a sus manos, había tenido la fortuna, la perseverancia, la curiosidad o la cabezonería de acabar todo volumen que desfilaba por delante de sus ojos. Con los hombres le había pasado lo mismo. Había terminado con todos. En todos llegaba a las palabras The End y, con todos, la sensación era la misma, la que se tiene cuando se están viendo los títulos de crédito de una mala película que no ha conseguido ni el divertimento ni las lágrimas, y a cuya trascendencia emotiva le falta levadura y le sobra todo lo demás.

Pero he aquí el elemento distorsionador y evolutivo de la narración: ese día abrió un libro que no le dejó pasar de la página 118, que le invadió la memoria de condensación, como de nubes a punto de estallar y ella sin gabardina. Cuando quería llegar a la 119, una fuerza consistente la paralizaba y se quedaba en la 118, mirando las últimas palabras: una frase vulgar, demasiado leída ya, como “le tapó la boca con la suya”, “quería mi cabeza en un palo” o “de los cerdos todo se aprovecha”. Además, estaba inacabada y con la bisagra rota.

Volvió a intentarlo, cogió carrerilla y enfiló la historia desde la página 115. Pero, al llegar a la 118, según se acercaba el final del último párrafo, algo pasaba: en una ocasión se quedó dormida de forma instantánea; en otra, la llamaron por teléfono (una amiga) dos veces (un amigo); hubo una vez que estuvo a punto de llegar a la 119, pero se cortó el dedo con el papel y comenzó a sangrar. Lo más común, sin embargo, era ese estado de apatía que la invadía cuando comenzaba la línea número 27 de la página 118, que la sumergía en una hipnosis momentánea y que, finalmente, la obligaba a abandonar la lectura.

De hecho, dejó de leer. Cualquier cosa. No leía ni los prospectos de las medicinas, ni las cajas de cereales, ni la etiqueta del champú. Tampoco los carteles publicitarios o los horarios de los museos. Por supuesto, su mirada no se detenía un segundo en las advertencias de las autoridades sanitarias. Ni siquiera leía las cartas de amor, lo que sumía a sus amantes en un permanente fastidio.

Acabó trabajando de bibliotecaria. Tenía la falsa creencia de que encontraría esa página 119 en las ficciones ajenas.


P.S.: Gracias, Belén, por el argumento y el "ofrecimiento". :-)

sábado, 2 de agosto de 2008

Locura


“Tal vez fue la locura la que me impulsó a viajar. Puede que fuera la locura. Yo decía que había sido la cultura. Claro que la cultura a veces es la locura, o comprende la locura. Tal vez fue el desamor el que me impulsó a viajar. Tal vez fue un amor excesivo y desbordante. Tal vez fue la locura”.

Roberto Bolaño, Amuleto (fragmento)


Nos vemos a la vuelta...

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.