Principio de utilidad
Me preguntaba lo siguiente: ¿hasta qué punto es usted capaz de dejar sus principios de lado?
Hasta el punto que sea necesario, contesté.
Bien, pues le informo de que, para pertenecer a nuestra organización, debe abandonar la escritura. Lo de leer se lo permitimos, ya que conviene no dejar todos los malos hábitos de golpe. Es perjudicial para el organismo adicto. Más adelante, ya veremos. De todas formas, dudo mucho de que tenga usted tiempo para cualquiera de esas dos actividades. Ahora por fin se dedicará a cosas serias y productivas.
Está bien.
Olvídese del simbolismo. Aquí somos pragmáticos. Ingenieros. Arquitectos. Médicos. Nuestro movimiento se basa en las fases que se describen en los documentos anexos al informe que describe sus funciones.
De acuerdo.
Hoy, su primera noche de insomnio, la dedicará a profundizar en el rigor realista. Como ya sabrá, el monitor se activa pulsando el botón de ON de su mando a distancia. Si se encuentra incómodo en algún momento, aquí tiene el administrador de toxinas. Espero que se abstenga de todo cinismo.
No se preocupe.
Sea, pues, bienvenido a nuestra organización. Y una última cosa: si cree que no le he visto el tratado de ingenuidad que tiene debajo del colchón, está usted muy equivocado.
Lo siento. Yo...
No se preocupe. Un leve síndrome de abstinencia es normal. Pero esté tranquilo: sólo dura 72 horas. Una vez que transcurra esa fase, no será consciente de la adicción previa. Estará curado y será miembro de pleno derecho de la organización.
Gracias.
No hay de qué. Por cierto, saque a ese cronopio del armario y tírelo por la ventana. Que sea la última vez.
13 comentarios:
Vaya regalo de San Valentín le has hecho al pobre cronopio...Él que andaba por ahi tan feliz...
Podrá tirarlo por la ventana, pero el cronopio encontrará una cronopia y juntos crearan una tropa de cronopitos que con su idealismo, sensibilidad y tesón recuperarán el simbolismo robado por esa panda de burócratas asepticos, y, por una vez, todo saldrá bien.
Besos.
Últimamente, cuando te leo, imagino hombres en serie, filas de cenicientos hombres dejando de lado su parte más lúdica y humana y sometiéndose a una autoridad que se frota las manos ante tanto conformismo...
Y me apetece ser improductiva y dejar pasar las horas muertas en el sillón con un libro... Y dejar volar mi imaginación y perder el tiempo con pensamientos que nunca nadie conocerá... Y... Y... Y no sé por qué hasta me apetece vestir de rojo...
Un beso.
Fernando ya nos tenés acostumbrados a la loca aventura de leer tus cuentos, a cada cual más endemoniadamente cerca de una realidad próxima. ¡Valen la pena!
Un cariño.
me resisto a echar a volar los pájaros de mi cabeza :_
Quiero creer que cronopio ya no estaba en el armario
Saludos
Pastilla roja o pastilla azul... el cronopio estaba en tu cabeza, FER, y ellos lo sabían.
La supuesta confianza con la que te abordaron sólo pretendía hacer que te dejases llevar. Aunque... esto también lo sabes.
Bien, ahora lo veo. Por un momento incluso yo también creí que habías caído... Por lo que más apreciamos, ten cuidado. Si te acercas demasiado al personaje dócil serás tú mismo quien acabe por borrar tu enlace con esta parte.
Mantén el contacto.
Yo no seria capaz de dejar mis principios de lado. EL Cronopio estaría seguro conmigo.
Un saludo.
Ya ni recuerdo cómo he dado con tu blog, pero te has ganado una nueva seguidora.
Quiero pensar que la mayoría de nosotros no duraríamos en esa organización ni medio minuto. Al fin y al cabo, "old habits die hard" y sin cronopios la vida sería muy aburrida...
Gracias por tus historias y un saludo
El cronopio en el armario... es muy bueno, una gran metáfora. "Olvídese del simbolismo", vaya condena. Un abrazo.
Cinismo fuera, nooooooooooooooo!
De todas formas, me pasas el telf de la organización por si necesito una buena clínica de rehabilitación, su método promete, je je
parece una organización muy tranquila, no?
Repito la pregunta: ¿por qué escribes tan bien? A veces me caes mal por gustarme tanto tus relatos. (Es broma, creo).
Besos :)
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