Intro
A la consulta del psiquiatra ha ido un hombre adicto a las introducciones.
Este problema, explica, le imposibilita vivir con normalidad. Al principio, el psiquiatra, que es de la escuela psicoanalítica, lo achaca a algo de los preliminares del sexo, que es la mejor parte según dice todo el mundo, y a un trauma infantil relacionado con la cabecera de Fraggle Rock, que era la mejor parte según dice todo el mundo. Acaba elaborando una teoría plausible: su madre le pegaba, aunque sólo un poco y con la punta de los dedos.
El paciente, sin embargo, no está de acuerdo. Dice que no encuentra trabajo. O más bien, sí que lo encuentra, pero, después de una temporada, lo deja sin ningún tipo de miramiento ni rubor. No se aburre, no se cree poco capacitado, sino que ya no le calma. Tiene que buscar otro con celeridad enfermiza.
Lo mismo le pasa con las mujeres, claro, aunque todavía no sabe si es debido a su adicción o a su condición adolescentemente masculina.
No consigue pasar de la página veinte de ningún libro. Las películas las abandona en el planteamiento, dejando el nudo y el desenlace para las mentes débiles adictas al quépasará. Ha tenido que mudarse a un primero. Los sonetos los acaba en el primer cuarteto. Los paisajes los contempla desde los coches. Sólo come fast-food. Los vinos sólo tienen entrada en boca. La música acaba en la obertura.
El psiquiatra tacha sus anteriores teorías y adopta un gesto de resignación. El tiempo se ha terminado, le avisa. No hace falta que vuelva.
Qué me dice, doctor. Estoy muy enfermo. ¿No me ha escuchado?
Claro que le he escuchado. Pero no veo que tenga usted nada raro. Lamentablemente, todo en su vida es normal. El problema no es suyo. Acostúmbrese. Buenas tardes.
15 comentarios:
Muy bueno!!
Beso tóxico
el problema no es nuestro, y eso es lo peor, si fuera nuestro aún podríamos intervenir, darle la vuelta a la situación, algo...
:_
jajaa! Es curioso pero mi vida es casi como tu exposición en este relato. la mayoría de las cosas que comienzo las de jo a mitad. Un saludo.
Vivir a mitad. Sin después. Sin final. Sin...
José Roberto Coppola
Quizás lo que le falta a este hombre es un ideal. ¿Acaso no se dice que "vivir sin un ideal es como vivir a medias"? ;)
Saludetes.
PD: me atrevo a ÀngelLlatzerizarme y decirte... ¡tú sí que vales¡
¡Muy bueno! Creo que el pobre hombre es como es porque nació en el siglo XXI donde la vorágine diaria le impide tomarse su tiempo para hacer las cosas como corresponde...
¿Un llamado de atención, tal vez? Yo creo que sí.
Besos mil
Lo que sí que ha aguantado ha sido una consulta entera con el psiquiatra :P.
A todos nos pasa. El problema está cuando queremos compartir saltos en los charcos con alguien que dice "basta, me cansé de ti" demasiado pronto, cuando apenas nos hemos puesto las botas de agua...
Besito, Fer. I miss U ;)
A lo mejor busca a la maga...
Lo que hacemos es lo que somos, yo no creo que se dejen las cosas a medias por mera casualidad....
Beso, a medias.
Si asi es la vida. Ni psiquiatras ni na. Estoy de acuerdo con Nébula. La culpa es nuestra.
Un saludo.
Tan real como lo vida misma.
Quizá piensa demasiado( pensar bloquea), quizá no se atreve a llegar a un final (los finales asustan), quizá no sabe que todos los finales son tambien principios.
Un saludo (entero)
Buenísimo y la referencia a Fraggle Rock me ha devuelto por momentos a mi infancia...
Quizá el psiquiatra se viera reflejado en aquel hombre. Al fin y al cabo todos tendemos a interesarnos más por los comienzos y finales que por la parte intermedia.
Un abrazo
pues que le pague sólo el recibimiento!
Hay algo de Bouvard y Pécuchet en ese personaje, sólo que aquellos llegaban siempre hasta el final. Pero el resultado es el mismo: empezar y no terminar es un fracaso, pero terminar y darse cuenta de que todo fue en vano... Al menos en el primer caso nos queda el consuelo de que no hemos perdido tanto tiempo. Un abrazo.
Pues lleva mucho rato en la consulta para tanta prisa.
Saludos.
Publicar un comentario