domingo, 13 de julio de 2008

Dinosaurios


Cuando despertó, ella ya no estaba allí, y le vino a la cabeza el cuento de Monterroso, pero sin dinosaurio, en blanco y negro, y sujeto con chinchetas a una pared ruinosa.

Se había olvidado de ella.

Hizo un esfuerzo por recrear sus rasgos, su tacto y su olor. Su recuerdo se mantuvo firme sobre la nieve y le devolvió un (agrio) gesto de burla. Quiso dibujarla, con los pantalones de pana, con las gafas de sol blancas y la blusa pegada a los pechos y esa sonrisa ruidosa, y la memoria no fue más fuerte que la llama de una escuálida vela. Como mucho, una silueta medio desvanecida sin demasiada vida e iluminada por unos faros de coche, con música de saxo de fondo y terciopelo rojo. Es probable que eso fuera de alguna mala película o serie de televisión. Los trazos contenían una mujer sin rasgos propios y sí muchos lugares comunes, con olor a esmalte de uñas y a tabaco americano. La lumbre quemó la única fotografía y ella se disolvió de nuevo.

En el fondo, se sentía libre de esa esclavitud diaria. Hasta ahora la imagen de ella se había formado, nítidamente, por las mañanas, como un pequeño fuego azul que a las noches ya había arrasado con su lucidez. En este momento no conseguía recrearla ni desnuda y sólo consiguió remover su ánimo cuando se puso a catalogar los lugares en los que ella tenía un lunar. Fue imposible. Eso le hizo ver de cerca la armonía: tuvo la certeza de que se habían acabado los días con la inspiración encadenada a dolores pasados. Volvería a escribir y nunca más sobre ella.

Pero, qué ironía, nunca volvió a escribir. Sobre nada. Ahora cada noche se ponía a amontonar lágrimas y, aunque soñaba poemas, no los escribía. Y cerraba los ojos, deseando que, al despertar, siguiera sin haber dinosaurios y sí, otra vez, el abismo de ella.

10 comentarios:

Patrice dijo...

Qué bello... esto es muy yo también jeje. Cómo nos traiciona y nos atrapa a veces la memoria...
Besos

Anónimo dijo...

Cuando quieras hacemos el experimento :)

Anónimo dijo...

Muy lindo, y triste.
A veces no sabemos qué es mejor, si seguir encadenados o liberarnos y sentirnos solos.
Un besazo Fer

Eva dijo...

Nunca me parece una sentencia demasiado firme para referirse a sentimientos y relaciones personales. El tiempo es un bálsamo milagroso. Esperemos que el autor se cure de la sequía de letras y encuentre pronto una nueva inspiración.

Muy bonito el texto, me gusta el cambio de registro, pero te veo muy asociado al género negro negrísimo, será la costumbre :)

Besos.

Diego dijo...

"...y la memoria no fue más fuerte que la llama de una escuálida vela...", ¡qué imagen tan terrible! ¡cuánta tragedia encierra para quien está solo frente al recuerdo! El soñar poemas me recordó a Borges, que confesó haber escrito uno que le dictó un sueño; también a Coleridge, que soñó todo el Kubla Kahn. Un abrazo.

Pi dijo...

Catalogar lunares, buscarlos, contarlos, registrarlos en la memoria... eso no es bueno.

simalme dijo...

Cierto, a veces no vivir en el pasado es bueno, pero otras sólo sirve para darte cuenta de que no hay futuro.

Amelie Poulain dijo...

Por que será que nos inspira más el dolor que la felicidad? Pero cuánto nos gusta regocijarnos!!!
“El abismo de ella” me encanta!! En todos sus sentidos: profundidad grande vinculada al peligro; inmensidad; diferencia o incomprensión y, en teología, el “chaos” el espacio inmenso y tenebroso que existía antes de la creación del mundo y donde todo está en lucha. Me ha creado la imagen femenina de una profundidad, origen de la vida, condenada a debatirse para alcanzar su finalidad. ¿Estaremos condenados a no entender a quien amamos y no amar a quien nos comprende?
Será cuestión de encontrar el valor de “Pi, fe en el caos” ;) Besicosss

Anónimo dijo...

Piel de gallina
MdA

manuel_h dijo...

es traidor el despertar!!

 
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