jueves, 10 de enero de 2008

(Rebajas)

El abrigo que nadie compraba se miró la manga derecha. La etiqueta seguía allí, pero alguien había tachado la cifra de ayer con bolígrafo azul y ahora aparecía visible otra, más (mucho más) baja. Era humillante. Si bien el precio anterior era demasiado elevado para el material del que estaba fabricado y el esfuerzo que habían invertido los trabajadores de la cadena de montaje, el actual atentaba contra su dignidad abriguil. Le habría gustado haberse ido con aquella señora enjoyada de hace un mes (demasiado justo de hombros), o con la chica atractiva del otro día (un poco clásico). Recordaba con añoranza el momento en el que aquella pareja lo escogió como regalo, pero, en el último momento, se decidió por el chaquetón negro (cómo odiaba a ese chaquetón), y cuando se pasó varias horas fuera de su percha, en un probador, después de que un joven jugara con él a hacer posturas ante el espejo. Ahora cualquiera (subrayó esa palabra en su mente: cualquiera) se lo podría llevar, pagando esa cantidad absurda. Se imaginó un futuro de trapos. Así que comenzó a deshilacharse. Iba a ser una agonía larga, pero la prefería a un porvenir de mediocridad.

8 comentarios:

Juan Pablo dijo...

Me encantó tu relato. Además, te aseguro que me abrió la cabeza.
Te pongo un diez.

Saludos desde Aryentain.

manuel_h dijo...

y ahora cuando vaya a las rebajas, ¿cómo me desprendo de tanta mirada triste?

Sweetcide dijo...

Qué penita. Yo me lo llevaría... Por eso tengo tantas cosas inútiles en casa, me da pena que nadie las quiera :P

Gwynette dijo...

Pobre abrigo !!!!...y la cretina que se lo dejó abandonado en el probardor, que insensible !!! :-(
Me lo imagino de lanilla y un poco oscuro. Si estuviera a tiempo me lo llevaba, deshilachado y todo, no hay nada que no pueda arreglarse con un buen dobladillo ! =_O

Besitos

Pi dijo...

Qué angustia plantearse los universos paralelos....

Eva dijo...

Si aún hay tiempo me ofrezco para brindarle un huequito en mi armario. Tendría que vivir un poquito apretado. Pero bueno, se acaban apreciando las virtudes del espachurramiento prolongado.

Leuma dijo...

Un abrigo aristocrático que no soporta la mediocridad, y es que unir la dignidad al valor que nos dan los demás tiene estos sufrimientos :). Una curiosa y original perspectiva de las rebajas, un beso

Anónimo dijo...

ABRIGUIL!!!!!!!!! JEJJEJEE y por qué no abrigadora? suena más bonito? viva oklahoma

pablo

 
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