jueves, 7 de enero de 2010

La mirra

La mirra corrió espantada hacia la salida. Fueron tras ella, aunque todo el mundo sabe que cuando una mirra comienza a correr las posibilidades de agarrarla con vida son escasas, ya que le resulta fácil alcanzar velocidades de estornudo. La última esperanza que les quedaba era cerrar la puerta antes de que consiguiera salir a la calle. Fuera, en la oscuridad del pueblo, podían despedirse de ella. Encontrar a una mirra por la noche es más que improbable: si la rapidez de sus patas es legendaria, lo es más su increíble habilidad para confundirse entre matices de negro.

El más ágil de los tres reyes, no diremos cuál, pegó un brinco y se colocó delante de la puerta, cerrándola con estrépito. La mirra todavía estaba dentro. Lo habían conseguido, celebraron con gritos. Pero entonces la bestia se vio acorralada y cuando una mirra se ve acorralada ustedes sabrán que saca sus garras y enseña los colmillos. Ahí estaban: los dientes más afilados del reino animal amenazando a sus regias majestades.

El rey con más recursos, tampoco diremos cuál, sacó del bolsillo de la chaqueta la red de cazar mirras y se preparó para el acoso final. Mientras, el segundo rey con más recursos, en efecto, utilizó una silla para cercarla en una de las esquinas de la estancia. Se sintió un poco domador de circo, pero eso no es necesario comentarlo.

La mirra quiso saltar, pero no fue más que una manifestación de impotencia. En su mirada había más tristeza que furia. Uno de los reyes, aquel que sentía más poderoso, esbozó una sonrisa de satisfacción. Sabía que con ese regalo iban a triunfar estas navidades.


9 comentarios:

Mau Roverssi dijo...

Que dicha que no fue el incienso el que se puso rebelde, ese si debe ser escurridizo.

Sofía B. dijo...

Es un regalo de miedo.

Besos.

Rosa dijo...

Pues no me extraña que quisiese escapar, cientos y cientos de años con esos reyes de acá para allá, la pobre mirra!!.
Mira, sólo por querer romper con lo establecido ya me cae bien, y eso que nunca la he visto.
Besosss.

Majo dijo...

Entiendo que el Rey más poderoso era el observador, el pasivo. Y mira, siempre pensé que esa gente que deja que los demás muevan ficha terminan sintiéndose así: poderosos.

Besets

Anónimo dijo...

¿Y por qué salió espantada? ¿Que querían de ella semejantes animales? ¿algo indecoroso?

Carla dijo...

quizás tiene algo que ver con que los regalos más difíciles son los más buscados/solicitados. Quizás tantas cosas que vete a saber...

Feliz 2010 (con todo lo que eso significa)

mariajesusparadela dijo...

Y yo que siempre pensé que el más codiciado era el oro...

Alicia dijo...

¿La mirra es una fama? Lo parece. Me gusta mucho su cronopía al escribir.

un saludo

Cris dijo...

El verano pasado trabajé en una hospedería árabe.
En los baños de las habitaciones tenían unos polvitos rojo oscuro, y le pregunté al dueño que qué era aquello. Me dijo que era no se qué con mirra. Puse cara de vengayá, y me regaló un poco. La tengo en el wc, no sé muy bien qué hacer con ella.

Besitos.

 
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