domingo, 10 de febrero de 2008

San Valentín

Empieza en la boca, se pierde en la barriga y acaba recorriendo las piernas.

Quisiera que no terminara nunca este día, me dice, con un tono de paroxismo perpetuo, de no haberse caído jamás a un pozo: la manera de querer de los que nunca han muerto de amor. Lo miro con sorpresa, intentando pronunciar como él esas palabras. Busco. Miro su desnudez, la examino para encontrar algo obsceno, pero parece de aquella clase de personas que les dices polla y se alborotan. Así que lo abrazo, imaginando que le quiero.

Mejor muerto que sin ti, me dice, sin saber qué es lo que se siente en un cajón de madera con tres metros de tierra por encima. Me coloco arriba y comienzo a moverme con parsimonia. Él deja escapar un suspiro. Noto cómo su sangre empieza a bombear dentro de mí, me apoyo en su pecho y él envuelve el mío con sus manos, acariciando los pezones con el dedo pulgar.

Aún no me he ido y ya te echo de menos, me dice; este chico es un baúl de lugares comunes. Le soplo al oído y se estremece, haciendo un ruido de locura virginal, así que después le muerdo la oreja, pero él se me agarra al cuello y tengo que separarme. Marcas, no, le reprocho, y se ruboriza entre mis manos. Incluso hasta me enternece un poco. Así que le beso en los labios y recorro sus dientes con la lengua. Me gusta que me beses, me suelta.

- A mí también, cariño, pero córrete ya, que sólo te quedan cinco minutos.

11 comentarios:

Mon dijo...

El tiempo ... la excusa perfecta para fastidiarlo todo. O para acabar cuanto antes con la tortura, según como se mire ...

Besos

Anónimo dijo...

"Otro San Valentín"

No podía aguantar más. Tenía que sentirle dentro de ella una vez más, aunque después muriera. Aunque después desapareciera para siempre... aunque después quedara convertida en cenizas.
Él le abrió las piernas y de una sola embestida la poseyó. Un camino se abrió de golpe en mitad de su cuerpo, partiéndola en dos.
Dolor y placer que se clavaron dentro. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Dolía, ardía, el vientre de él era un fuego que abrasaba. Ella lloraba y él se quedó indiferente, una embestida, dos, tres, dolor, placer, placer, placer, placer... dolor.

Pi dijo...

Qué intensidad y crueldad esconden tus relatos, Fer. Tal vez en ello reside su tremendo encanto. Eres un artista, Oliveira enmascarado!!!

Pi dijo...

Comprensión de lectura: es una mujer que fuma, ¿no?

Princess Valium dijo...

Cada uno esconde una sensibilidad distinta. Qué dificil encontrar quien nos comprenda y con quien compartir momentos y sensaciones.
Besitos

Amelie Poulain dijo...

Con tarjeta o en efectivo???. Añadió cinco minutos después.

También dicen eso después de envolver con esmero el regalito y anudar el lacito rojo.

La fotografía me encanta, refleja ese romanticismo que nos muestra el cine y la literatura: querer sentirse atrapado en la mirada del otro por ir de la mano, gran estupidez, teniendo ambos la llave, pudiendo caminar juntos. Al corazón no le salen las alas hasta que no siente ser prisionero.

Gran relato, Fer. Besinesss

Eva dijo...

Hay amores que matan...

Estoy de acuerdo con el comentario de Pi. Pero es una crueldad tan bien descrita que no hace daño.

"...pero parece de aquella clase de personas que les dices polla y se alborotan." JAJAJA. Es que palabras así rompen la poesía del momento...:D

Patrice dijo...

El amor es una putada, eso me lo han dicho a mí hace poco... y lo peor es que es verdad.

manuel_h dijo...

justo igual que en la película aquella de tony leblanc!!

Gwynette dijo...

Ay, señor!..en "un momento dado" todos hemos sido el uno, u el otro.

Me falta ver la cara "del otro" si dijiste las palabras en voz alta. Pobre! 0_O

Besitos para ti

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Hombre, hay que reconoccer que el final rompe bastante al poesía del momento (y de la lectura)... Pero hay que reconocer también que es usted un mago de las letras.
La imagen, deliciosa.
Mis besos, para usted.

 
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