jueves, 11 de octubre de 2007

Reivindicación de Philip Roth

Por si alguien no lo conoce, Philip Roth es uno de los más grandes escritores norteamericanos vivos. Yo lo descubrí hace unos cuantos años, cuando llegó a mis manos la edición que de El lamento de Portnoy hizo Bruguera para su colección Club Bruguera (en concreto es el numero 32). Era ésta una estupenda colección en tapa dura de clásicos de la literatura, de venta en quioscos, que una generación entera de españoles compró para regocijo de sus descendientes más directos, entre los que me incluyo. El libro comienza de manera profética con “La persona más inolvidable que he conocido”. La primera frase me enamoró y me provocó una sonrisa: “Estaba tan profundamente incrustada en mi consciencia que parece como si durante mi primer año de escuela yo hubiera creído que cada una de mis maestras era mi madre disfrazada”. Después de esa sentencia ya no pude parar de leer ni El lamento de Portnoy ni a Roth. Es curioso que todavía hoy no le hayan concedido el Nobel de Literatura. Es uno de los eternos candidatos, junto con Mario Vargas Llosa, pero nunca se lo han dado (se lo acaban de otorgar, merecidamente, a Doris Lessing, así que un año más y un año menos). Y eso que es capaz de inventar historias como ésta:

“Soy un pecho. Un fenómeno que me han descrito de diversas maneras, como ‘un influjo hormonal masivo’, ‘una catástrofe endocrinopática’ o ‘una explosión hermafrodítica de cromosomas’, tuvo lugar en mi organismo entre la medianoche y las cuatro de la madrugada del 18 de febrero de 1971 y me convirtió en una glándula mamaria sin ninguna relación con ninguna forma humana, como sólo podría aparecer, habría pensado uno, en un sueño o una pintura de Dalí. Me dicen que ahora soy un organismo con la forma general de un balón de fútbol norteamericano o de un dirigible; dicen que tengo una consistencia esponjosa, peso setenta y tres kilos (antes pesaba setenta y cinco) y que sigo midiendo metro ochenta de altura”.

Philip Roth, El pecho

6 comentarios:

Sergio Sastre dijo...

Curiosoamente esta mañana he entrado en una librería y ahí mismo, encima de una mesa me encontrado con el pecho, con el mismo que citas. La sorpresa se ha adueñado de mi mano, tanto, que ha tomado el libro y lo ha llevado hasta el mostrador. Despues, los dos hemos vuelto juntos a casa.
Un saludo.

lila dit ça dijo...

oye pues ya me has picado la curiosidad, asi que me estas guiando con este hombre, que bien que te tengo a dos tabiques junto al wi fi

por cierto, feliz cumple (mañana)

Angie dijo...

Vaya, me precio de ser lectora compulsiva.. pero he de reconocer que no he leído nada de este señor..
cuando acabe lo que tengo entre manos remediaré mi falta (también me picaste la curiosidad..)

besos Fer.. esponjosos..

Mon dijo...

Me ha gustado el fragmento que has puesto sobre "El Pecho" pero me ha dejado más inquieta "El lamento de Portnoy".

El sueño de mi vida es tener algún día una casa con una pequeña bodega... Creo que como siga leyéndote, la bodega será sustituida por un mini "cementerio de los libros perdidos". :)

Leuma dijo...

Me apunto el libro, gracias, :)

manuel_h dijo...

genial este fragmento!

 
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