domingo, 1 de abril de 2007

5 formas de despertarse el domingo (III)


En algún momento, las aspas del molinillo comenzaron a girar y a hacer un ruido mecánico que le invadió el sueño. En los párpados se filtró una luz naranja. Abrió los ojos y las pupilas se le contrajeron con dolor, obligando a las pestañas a tamizar la fosforescencia de la escena. En la boca sintió la textura de la arena y escupió de forma torpe, por lo que la saliva –áspera, espesa– se resbaló barbilla abajo. Con la parsimonia de un recién nacido, fue construyendo la perspectiva de lo que antes se había aparecido bidimensional y puso formas y colores a los sonidos, y descubrió el verde del mar, el rubio de las dunas y el tostado de la playa mojada. Cuando quiso moverse, notó las piernas y los brazos agarrotados, como sumidos en el sueño más profundo, no estaban muertos, la muerte no es así, ese hormigueo denota que todavía corre la sangre por el cuerpo; la muerte se siente como un humo en las arterias y la saluda al alma encendiendo encendiendo un fósforo en la garganta. La muerte se reconoce, y no por las luces al final de los túneles, sino porque te haces pedazos y ya dan igual las cartas de amor o las llamadas telefónicas a las cuatro de la mañana diciendo tequiero. Tenía las piernas y los brazos paralizados, pero podía mover el dedo índice de la mano izquierda. Fue lo que le reveló la terrible verdad: palpó la textura áspera de la playa y se percató de que todo su cuerpo estaba hundido y era prisionero de una cárcel de arena. Con un estallido de rabia, y ahogando un llanto, utilizó todas sus fuerzas para liberarse, pero fue inútil. Sólo conseguía perturbar la armonía amarilla de la arena a su alrededor cuando engullía la nada reseca y la nuez se le movía arriba y abajo. Oyó gritar, un grito ronco que acababa en gemido. Era su propio lamento rebotando en las paredes del cráneo, incapaz de salir de su cuerpo.

7 comentarios:

Fernando García-Lima dijo...

Quien quiera: "Polución" se está convirtiendo en un relato interactivo. :-D

http://somoscontingentes.blogspot.com/2007/02/polucin.html

Anónimo dijo...

Oyó gritar, un grito ronco que acababa en gemido. Era su propio lamento rebotando en las paredes del cráneo, incapaz de salir de su cuerpo.

Aliviado, apagó el despertador.



:-)

Anónimo dijo...

Ya sé que este no era el interactivo, pero... no me he podido resistir ;-)

Fernando García-Lima dijo...

Lo malo es que con tu continuación, es complicado seguir con él... :-D

¿Alguien se anima?

Anónimo dijo...

¿Se puede continuar?

Ojalá hubiese sido un mal sueño.

Permaneció así varias horas, minutos, segundos. Hasta que un mar de lágrimas cayó sobre él. Lo que tanto dolor podía causar también pudo liberarlo de esa prisión que le mantenía plantado en una tierra yerma y estéril. Una precipitación que era mucho más que agua salada. Un llanto que limpia y purifica lo que arrastra a su paso. Un lamento que explota contra la pasividad. Una lluvia que puede desenterrar a quien cree sentirse muerto.

Puedes contener tu angustia, tu rabia, pero no la respiración. Vida, muerte y renacimiento. El mercerismo no dejó caer sobre ti todas esas partículas de polvo, fueron cayendo sin que nadie las limpiara.

Fernando García-Lima dijo...

¿Sueña Abril con ovejas eléctricas? Me gusta.

Anónimo dijo...

Sleep o dreams? Lucubrare

Para soñar hay que estar dormido. Así que Hipnos le regalo un campo de amapolas. Ahora permanece dormida en Naxos.

 
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