miércoles, 15 de junio de 2011

Pierre Menard


Ayer leí ese relato de Borges en el que un señor quiere escribir el Quijote y decide convertirse en Cervantes. Al margen de lo escrito, que no me gustó (a nadie nos gusta Borges: lo tengo hablado con todo el mundo), lo cierto es que se me construyó en la mente una clara perspectiva de futuro. Hoy voy a la oficina, pero no para trabajar, sino para despedirme, porque ahora sí que tengo claro a qué dedicar los próximos cuarenta años. Una situación envidiable, lo sé.

Pensarán ustedes que, como Menard, quiero ser Cervantes, un señor que, a pesar de perder una mano y pasar una temporadita en la cárcel, lo cierto es que no vivió mal y que, además, es bastante admirado por Francisco Rico. Pues no. Tampoco quiero ser Borges, porque estoy convencido de que no era ciego, sino que se lo hacía. Aparte esa circunstancia, nunca podría llegar a sus niveles de pedantería por mucho que me esfuerce, aunque reconozco que he estado cerca en alguna ocasión. Se equivocan si creen que he decidido consagrar mi vida a ser como uno de esos autores de moda que escriben poco y mal, y ganan mucho, como Moccia o Zafón (aunque esto, ciertamente, no lo descarto, porque, dada la dificultad de mi proyecto, quizás esta opción sea mucho más asequible y, por otra parte, el dinero nunca me ha parecido mal. No soy de ésos que dicen que vil metal, poderoso caballero y demás mandangas. El dinero mola y punto).

No. Demasiado fácil.

Quiero ser Pierre Menard, el autor que quiso escribir el Quijote. Para ello, debo vivir las mismas experiencias que este señor y, a la vez, ser Cervantes. El triple tirabuzón de la existencia, la escalada libre como alternativa al mero transcurrir de los años. Y, oigan, si se enteran de que hay por ahí algún tipo que quiso ser otro que, a su vez, quería ser otro que, por su parte, quería ser otro, avísenme. Ése es mi hombre.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No conozco a nadie que no quiera ser otro, y sin embargo ninguno de ellos me tiene a mi como modelo. Con la demanda que hay, y yo sin vender género.

Cris dijo...

Fíjate, yo que huyo de mi tendencia a los bucles y tú persiguiéndolos...
:)

Besitos!

 
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