domingo, 14 de noviembre de 2010

Realismo


Todo se había complicado. Su mujer se había largado con los niños, el coche y lo poco que quedaba en la nevera.

Sólo había dejado unas cubiteras que hacían hielo en forma de palos de la baraja de póker. También una nota de ésas en las que pone fuck you, aunque en castellano.

Con una pica y dos rombos se preparó un whisky, mientras pensaba que, en realidad, su mujer sólo había atizado un poco el fuego. La semana pasada lo despidieron del trabajo y se enteró de que uno de sus mejores amigos había muerto en un accidente doméstico -algo relacionado con un vibrador y unas tijeras, no quieran saber-. Su perro, un Jack Russell más bien poca cosa, fue aplastado trágicamente por un tranvía de la Diagonal, para regocijo de un cruel transeúnte, quien no pudo reprimir la risa ante lo plano que había quedado el cánido. Además, sus padres le retiraron la palabra unos días antes por haberse afiliado a Iniciativa per Catalunya y descubrió que su amante, una bibliotecaria aficionada a la novela erótica, le estaba engañando con un monje tibetano, un broker narcoléptico especializado en operaciones intradía y el que inventó la colección de Rosarios del mundo. Los tres a la vez.

Mientras pensaba en todo aquello, notó que algo raro le pasaba al whisky y lo escupió. Supuso que algo tenía que ver el hecho de que la botella estuviera llena de sal hasta la mitad y se lamentó. Profundamente.

En ese momento sonó el timbre. Una visita inesperada. Abrió la puerta y a sus pies descubrió un paquete -del tamaño de un cubo de Rubik, por ejemplo-. Miró a los lados, que es lo que se hace en estos casos. No había nadie. Así que cogió el paquete y volvió a entrar en el piso.

Lo abrió inmediatamente, para qué pausas dramáticas. En su interior había una cajita negra.

Y en la cajita negra, lo que parecía un botón de color rojo. Y en el centro del botón, la palabra “púlsame”.

Por fin, después de todas las penurias, una mano amiga, el gol en el minuto de descuento, el santo grial, la bala en legítima defensa, la transfusión de sangre, el hilo de Ariadna. La solución representada en un botón rojo.

Y lo pulsó.

No pasó nada, por supuesto.

Tal vez en un relato de ciencia-ficción habría pasado algo. Pero hoy me ha dado por el realismo.

El fucking realismo, aunque en castellano.


8 comentarios:

Tristancio dijo...

Vaya con el Realismo... es cruel cuando las desgracias de otros lo divierten a uno.

Me pregunto de qué partido eran los padres... mmmm.

Saludos.-

Magrathea. dijo...

Fucking bellísimo esto.

ixilik dijo...

Espero, que por lo menos le quedase su volkswagen golf

La reina de la miel dijo...

Acabo de convertirme en la seguidora número 100, ¿hay premio? :-D

un pirata dijo...

y para los que fuimos seguidores desde antes¿? jajajaja.. me gustó con acento de verdad!!

Rosa dijo...

Bueno, pulsar un botón rojo en casos así, siempre ayuda. Aunque no pase nada.

Besos

Aan dijo...

Qué grande escribes

Anónimo dijo...

¿Que no ha pasado nada? Si yo he oido la cisterna del cuarto de baño...

 
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