sábado, 17 de octubre de 2009

Jerarquía (Clásico revisitado número 22)

Se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que abandonaba su dureza, y que comenzaba a adoptar formas conocidas y dóciles. Le invadió una sensación confusa de temor y deseo a la vez, que se convirtió en alegría cuando, al palpar de nuevo la estatua, se percató de que era un cuerpo con sus latidos, sus ciclos y sus toses, con crujidos, alborotos y terrenos resbaladizos. Con todo eso.

Le pareció que la estatua movía los ojos y lo miraba, y así era, y lo hizo de forma deliciosa, con una fantasía encantadora; sólo le habían mirado así una vez, y aquello ya estaba más que sepultado y aquí lo recuperó enmarcado desde lo insólito y adquirió una luminiscencia de luciérnaga o de píldora de luz. Su cuerpo comenzó a festejar, se notó invadido de instintos.

Todo me resulta ahora comprensible, pensó, también lo trascendente, lo que se hace esperar, las imágenes desamparadas, las mezquindades.

Después la estatua movió un brazo, y luego se puso de puntillas y se desperezó ruidosamente, como si se estirara un cristal y no un trozo de mármol vivo. Se le encendió en el cuerpo la humedad. Y habló.

No sabemos lo que dijo, pero sí que él interrumpió todo lo demás y lo siguiente y el resto de las cosas que venían. Y quiso maldecirse por haber creado algo tan bello, una criatura tan perfecta que volvía indigno todo recuerdo, que hasta el amor se hacía vulgar.

Hasta aquí llega su narración. Jamás nos ha explicado más: sólo podemos lanzar conjeturas acerca de por qué, después de amarla durante siete días y siete noches, la abandonó. A mí me dijo que por una cuestión de orden y de jerarquía.

No hay quien entienda a estos artistas.


9 comentarios:

Liliana G. dijo...

Bellísimo, la bohemia del artista es la varita mágica de sus propios sueños.

"Pobre el artista que perdida la razón
no hacía más que hablar con la piedra
de soledades y dolor..."

Parte del poema "Ilusión", de mi libro "Hacia mis estrellas".

Besazos.

Cris dijo...

Malditos artistas... Me vuelven loca...

Besos.

Fidias dijo...

Porque tenía que amrala para hacerla, y olvidarla para poder amar otra.

Genial.

Carla dijo...

"no hay quien entienda a estos artistas..." ni a nosotros que no podemos (ni queremos) vivir sin ellos.



simplemente genial

mariajesusparadela dijo...

Qué tonta la que no te entienda...peor para ella.

Rosa dijo...

Es que Pigmalión siempre fué parco en palabras.
Quizás al cobrar vida y hacerse su sueño realidad tuviese necesidad de perseguir otro sueño. Quizás eso es lo que le hacía caminar.
Vete tú a saber!!!
Besos

Terapia de piso dijo...

Es cierto que hay pensamientos indignos. Pero ¿qué es la dignidad a fin de cuentas? y además ¿para qué sirve?

Saludos, Fernando.

José Roberto Coppola

Carmen dijo...

cuánto mentiroso disfrazado de artista
y cuanta musa abandonada en las cunetas

Sol de MediaNoche dijo...

Final propio de un genio, simplemente encantador.

 
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