sábado, 16 de mayo de 2009

Agua (II)


Se sintió seco. Eso es. Seco. No triste, ni ciclópeo, ni solo, ni siquiera loco. Eso es falta de sueño, le dijo el médico, nada más. Tiene usted fiebre, le preguntó.

No, no es fiebre. Me siento seco. Eso es.

Pues beba usted tres litros de agua al día. Chupe algún cubito de hielo si quiere. Y fruta, mucha fruta. Si no le cura, al menos no le hará mal.

Contestó que muy bien, que lo haría, que chuparía todos los cubitos de hielos del mundo con tal de aliviar esa sequedad. Siento un desierto dentro, dijo además. El médico no escuchó.

Las siguientes dos horas las pasó bebiendo agua, zumo de tomate, daiquiri de fresa, piña colada, menta poleo. También rezó un par de avemarías, por eso del complemento espiritual. Pero aparte un fuerte dolor en el abdomen y el gasto en papel higiénico, no consiguió que la sequedad se esfumase. Se sentía seco. Más seco que antes.

Será agotamiento, los primeros pronósticos suelen ser válidos, se convenció, el médico es un buen médico. No le apetecía beber nada más, era sólo eso, pero se convenció. Y se quedó dormido. Tuvo un sueño líquido, su sueño estaba hecho de agua, de cascadas, barrancos, aspersores y monedas que caen a algunos pozos y hacen glup.

Aun así, se sintió más seco, un camino pedregoso en medio de un río. Sólo le quedaba despertar.

Despertó y el agua se le escapó entre los dedos, como un error a espaldas de sí mismo. Y vio que todo era agua alrededor. Que su mundo era líquido. Que el agua lo cubría, lo ahogaba, se filtraba.

Pero él se sintió más seco. Mucho más seco. No pobre, ni cobarde, ni viejo, ni soltero. Sólo seco. Muy seco. Más seco.

13 comentarios:

Carmen dijo...

una es que no sabe muy bien qué decir, después de leerte.

Lo de siempre. Que eres espectacular con las letras.

Beso

Andrea dijo...

Tienes la particularidad de dejarme sin palabras, y eso no es fácil! jaja En muchas ocasiones te leo y me dejas pensando, y sonrío sin poder hacer nada más, solo..respetar tu fantasía y tu forma de transmitirla. Vaya, me ha salido un comentario, que bien. Un beso!

Liliana G. dijo...

Cuando el desierto interior invade al hombre muy poco puede hacer el agua, más que agazaparse en sus sueños para no perder la imagen de lo que fue un día.
Estremecedor relato Fernando.
Muy bueno, la metáfora hace a las Letras querido amigo.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

la segunda parte también me ha encantado

....será que siento el desierto demasiado cerquita...está engullando al oasis

buen día

Fauve, la petite sauvage dijo...

Menos mal que no se sentía vacío...

Tristancio dijo...

Es que hay cosas para las cuales los médicos no tienen respuesta... Incluso hoy, muchas veces, por estar triste no te dan la baja.

Saludos.-

manuel_h dijo...

secos nos dejas, obviamente!

Isabel Tejada Balsas dijo...

no hay cura posible .*

Terapia de piso dijo...

Le faltaba un poco de humedad. de humana humedad.
La que da el aliento, un beso o el sudor de una piel

José Roberto Coppola

Ylka Tapia (Malalua) dijo...

Me gustas porque tu exposición es clara, correcta y perfecta. Pero cada palabra te sumerge en el complejo mundo interior que se presta a interpretaciones varias.

Qué decir... Soberbio.

Besos :)

lare dijo...

podría ser que el agua es el elemento que represente a los sentimientos, nos cuesta creer en ellos, no hay razón que los explique, sentir su falta y defendernos de lo que signifique..

Fidias dijo...

Sentirse seco es de las peores cosas que pueden pasarle a una persona. Porque aunque te bebas una fuente, un río, o te sumerjas en el mar, la sequedad no te abandonará hasta que sepas cuál es la forma en la que has de canalizar el agua hacia el corazón.
Fantástico.

Zephyrine dijo...

A veces se buscan, se prueban, tubos, fuentes, charcos, lagos y ríos... en seco.
A veces, en una lágrima... nos humedece el mar.

Impecable, como siempre.
Besos!

 
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