jueves, 11 de diciembre de 2008

Azul

Para el príncipe azul el domingo era día de golf. Se olvidaba de bellas princesas y de terribles dragones y se enfrentaba con el par del campo.

Su turno, majestad, le dijo el caddie con aquella voz de funcionario resfriado que le confería una autoridad insólita para gente de su ralea. Y, sin pensárselo demasiado, le acercó el sand wedge, a lo que el príncipe azul contestó con un gesto de resignación.

Ese domingo, sí, se encontraba en una situación comprometida. Su pelota yacía en una trampa de arena. Más que yacer, estaba sepultada, escondida, constreñida por toneladas de materia blanca que amenazaban con devorarla si su próximo golpe no era perfecto. Tenía que golpear la pelota desde abajo, y con decisión, olvidando la presión que le infundían las miradas de los otros. Fuck you, príncipe verde y príncipe rojo.

El príncipe azul calculó el golpe demasiadas veces. El sudor comenzaba a hacer un pequeño charco en la arena. Dios, la pelota se evaporaba, desaparecía en el barro blanco, tenía que pegar el golpe ya. Ánimo, majestad, le dijo el caddie.

Realizó el movimiento con la técnica idónea, con la fuerza apropiada y la convicción necesaria. Le quedó un golpe de manual, salvo por el detalle de que el palo se hundió en la arena y no llegó a tocar la pelota. Un polvo níveo se esparció por el aire. La pelota reposaba intacta en lo más fondo del bunker. Y entonces llegaron las risas.

Señor, no se preocupe. Yo mismo me encargaré, le dijo el caddie con aquella voz de biblioteca, con aquel tono fantasmal que le confería un aura terrible para gente de su alcurnia. Y, sin pensárselo demasiado, sacó de la bolsa la nueve milímetros y le colocó el silenciador.

Fuck you, príncipe verde y príncipe rojo. A partir de esta noche, nadie más sabrá de vuestra existencia.


Más Días Azules en Mi matadero clandestino y Contraportada.

6 comentarios:

Sweetcide dijo...

Sabía que alguien iba a morir :P

Creo que los caddies sólo existen en las novelas de Agatha Christie :)

:**

Anónimo dijo...

... También existen en las de Ray Loriga, y bien de ellos! :)

Me encanta la voz de biblioteca, y el relato en general, como siempre. La foto no podría ser más apropiada!!

Besos!!

Terapia de piso dijo...

Como si él mismo estuviese esperando fallar para acabar con todo.

José Roberto Coppola

AAN dijo...

Los príncipes azules no existen. Por eso tenía que desaparecer, tarde o temprano.

Beso :)

Isabel Tejada Balsas dijo...

esos caddies ^^

manuel_h dijo...

curioso. A mí me pasó una vez lo mismo, pero no tenía un caddie tan resolutivo, supongo que esa es la diferencia entre la plebe y la realeza.

 
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