Finales felices
Se despidió a medianoche sin mediar palabra. Había aparcado cerca, al girar la esquina, y fue jugando divertida con el control remoto a encender y apagar los intermitentes. Parecía como si el coche la echara de menos después de unas horas de ausencia. Subió y, antes de acomodarse en el asiento, cerró el seguro desde dentro; era de natural desconfiada, a pesar de que el barrio no invitaba a serlo. Quizás le inquietara el silencio –sólo alcanzaba a oírse alguna sirena a varios kilómetros–, la improbable presencia de delincuentes agazapados en las sombras, armados con cadenas y bates de béisbol –es curioso que un deporte tan tremendamente aburrido sea más violento fuera que dentro del campo de juego– o la imposible aparición de bestias mitológicas, al acecho en la copa de árboles cercanos –antes invadidos por el estrépito de los gorriones. Decidió salir por la autovía, más allá de donde la calle se alargaba. Estaba cansada, demasiadas horas despierta, demasiado trabajo en las manos, demasiado mirar atrás con ira, pero feliz; de hecho, la carretera se le aparecía en las pupilas como fotogramas de actos de amor. El medicamento que tomó puede producir somnolencia, pero los ojos como ovnis. Al girar por el antiguo camino de la estación, muy cerca del cementerio, miró hacia los lados, buscando una tumba digna para él, cuyos pedazos reposaban en el maletero. Era un cabrón, pero hasta los cabrones, cuando mueren, merecen descansar al cobijo de las miradas de los vivos.
15 comentarios:
Buenooo, ya comienzan las mujeres a tomarse la rebancha en tu blog, me gusta!!
Cierto que a veces sería una manera rápida de estirpar apéndices indeseables.
Si no la pillan, ya le pediré las claves del crimen perfecto jajaja.
Besos.
Así me gusta, dando ideas :P
Jajajajajaja, es buenísimo, me encanta ese optimismo malvado.
Oye, que el beisbol tampoco es tan aburrido, ¿y los Home run de los Mets? :-)
Sweetcide
Es un buen relato, breve y con un desenlace inesperado, a más de uno habría que meterlo en un maletero para que el final fuese feliz al menos para ella, un beso
Macabro, siniestro (y como me gustó :) El merecido que lamentablemente muuuuuuuuuuchos tienen más que ganado... Ahora lo de "Final feliz" tenemos que discutirlo (no creo que él esté de acuerdo :p)
Jajajaja, te digo lo mismo que sirenita: No des ideas que el patio está muyyy caldeado !!!
Veo que llegaste inspirad o :-)
Jejeje, Amélie, las revanchas siempre son negativas, seas del sexo que seas. No es revancha, es... desahogo :-P
Mavi, a lo mejor no es tan perfecto ese crimen. To be continued. Besos
Sirenita, no doy ideas, jajaja, es sólo ficción, sólo ficción :-D
Sweetcide, el béisbol es aburrido después de las tres horas de partido, como cualquier deporte. :-)
Leuma, ¡gracias! Cuidado con dar ideas, ahora sí, jeje.
:O, que vengo a saludar y mira lo que me encuentro... placeres indomables, decrépitos y desconfianzas apesar de la depravación de sus actos... jajaja!!y como me gusta leerte ;-)
un beso
Naty, lo de la felicidad en el final es siempre relativo. Iba a poner "y comieron perdices", pero me arrepentí :-)
Gwynette, no doy ideas; es más maquiavélicamente inspirador cualquier comentario de algún político.
Manuel, olé por ti, que nadie había pensado antes en el pobre coche. Muy gráfico ese comentario :-)
Enternecedor encontrarse con un buscador de magas, incluso de una de uña retractil a la yugular. Seguro que el cabron muerto era tan contigente como los demas pero al final todo es cuestión carambolas y de quien tiene qué mano más cerca de qué cuello (para lo bueno y para lo malo).
Un saludo.
Empezarían entonces a cambiarse las tornas, o las mujeres a tomarse la revancha.
Casualidades de la red fui a dar a este blog, enhorabuena por tus escritos
Un saludo ;)
Te puedo decir que despues de dos años trabajando para INTRESS en una casa de acogida en Granollers, solo algunas excepcionales mujeres dejan que su mente elucubre esa sensación de principio del fin, eso sí, tras un proceso de un año y medio, casi dos años, donde se ha combatido el sentimiento de culpa y se han despojado de él para poder empezar.
No se si te puedes llegar a imaginar lo emocinante que llega a ser escucharlas decir: Qué cabrón, cómo he podido estar tan ciega!.
Después de un largo camino junto a algunas de ellas, el hecho de escucharlas decir frases semejantes, hace que el trabajo haya merecido la pena.
aunque quede un tanto descolocado, resulta imprescindible la rectificación. El comentario debía ser:
"un último detalle enternecedor, menos para el coche, que puede quedar perdidito con los pedazos chapoteando con el vaivén de las curvas en la sangre medio coagulada del maletero."
Publicar un comentario