domingo, 22 de abril de 2012

Y ahora



Allá en el fondo de tus ojos,
instantes antes de cerrar los míos,
paz verde y luz dormida
Ángel González

Y ahora que todo es demasiado grande, no encuentro entre mis palabras nada que se te acerque. Quisiera ser Ángel González y poder dar lecciones de buen amor y decir que para qué, si las frases son inútiles, si ser espía de palabras es absurdo cuando lo que quisiera –y ya está, y nada más– es llegar a tu cuello con mi boca.
Y ahora que vamos a entrar en nuestras murallas a sembrar recuerdos me da por hojear libros y repasar fiestas y qué pena. Sí, qué pena que no estuvieras en todo esto, porque ahora lo que nos queda
El resto de la vida
Me parece poco.
Y ahora pienso que tardamos mucho en encontrarnos, por ser escrupulosos, quizás, o por buscar motivos de orgullo, o por no saber arrojarnos de trampolines demasiado altos, no sé.
Y ahora, que nos queda
El resto de la vida
Qué pena haber estado lejos y no saber encontrar entre mis palabras nada que se te acerque.
Porque ahora, que vamos a entrar en nuestras murallas, y que sólo nos queda
El resto de la vida
Mejor dejar de perseguir palabras que se te acerquen porque para qué, si lo que quiero es llegar otra vez a tu cuello con mi boca, y que lo que nos queda


El resto de la vida


Me parece poco.

2 comentarios:

Tristancio dijo...

Este es un texto para leerlo una y otra vez... para guardarlo en la biblioteca del alma.

Saludos.-

Salomé dijo...

Y maldices tu mortalidad y la suya para luego darte cuenta que la infinitud cuelga de su cuello desafiante y provocadora.

 
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