sábado, 11 de febrero de 2012

Qué extraño



Qué extraño fue verte convertida en humo.
Quiero ponerme a dieta, confesaste en voz alta, y pocas horas después ahí estabas, convertida en humo. Supongo que son estas dietas modernas, que son demasiado agresivas, pensé yo, y te imaginé saliendo por la chimenea. Eso habrías hecho, pero como no tenemos chimenea, te quedaste en la habitación, dando vueltas encima de la lámpara y queriendo traspasar el techo después.
Abre la ventana, me dijiste, que necesito aire.
No te hice caso, porque no quería que te fueras. Quién sabe cuándo podría volver a verte. Tal y como te encontrabas en ese estado gaseoso era bastante probable que desaparecieras y te mezclaras con las nubes o te fueras con la niebla o vete a saber qué.
Lo que hice fue bajar las persianas. También puse unas toallas en la parte inferior de las puertas y sellé todas las rendijas con cinta aislante mientras tú seguías dando vueltas encima de la lámpara y te confundías con las motas de polvo que terminaban por naufragar en las bombillas.
Así te quedaste, en la habitación, convertida en humo y dando vueltas encima de la lámpara. Qué extraño fue verte así.

1 comentario:

Zugunruhe dijo...

Me gusta, me ha recordado a aquella canción de Mecano "Aire".

 
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