domingo, 10 de julio de 2011

Flash-back

Ayer por la noche invité a unos amigos a casa. A cenar y tal.

Hasta aquí todo normal. Mucha gente invita a amigos a su casa, aunque al final quieras que se vayan y que te dejen dormir en paz y tengas ochocientos cincuenta y cuatro platos para lavar y luego al día siguiente tu casa huela a tabaco y tengas resaca. En el fondo lo pasas bien y los invitarías otra vez al día siguiente.

El problema es que ayer se me ocurrió un chiste en el que había que hacer un flash-back y allá que nos fuimos todos. Pasó como con los belgas, que son muy formales, y para allá que nos tuvimos que ir. Mis amigos no sé dónde fueron, pero yo acabé en el patio que había al lado de mi casa, donde pusimos una canasta para jugar al baloncesto y Emilio la rompió. Quería machacar. No le culpo: la verdad es que todos habríamos querido machacar esa canasta y hacer como hacían por las noches en el programa de Ramón Trecet. Pero Emilio pesaba más y cuando la rompió nos quedamos sin canasta y tuvimos que jugar con el alfeizar de una ventana. No era lo mismo, era más fácil, y por eso no ganábamos a la gente de fuera del patio.

Me estoy yendo un poco, aunque en eso consisten los flash-back, que sabes cuándo empiezan, pero se pueden convertir en el Padrino II y durar tres horas y media. O más, porque yo llevo en él desde ayer y no sé cómo volver. Aquí no hay móviles para llamar al ahora ni nada parecido. Llamábamos a casa y ya está y no había alternativa y la gente se sabía los números de teléfono de memoria.

No sé a qué número llamar para volver y creo que me quedo un rato jugando al baloncesto con el alfeizar de una ventana y metiendo más triples seguidos que Larry Bird y Clyde Drexler juntos. Total, cuando vuelva seguro que está todo igual y los ochocientos cincuenta y cuatro platos sigan ahí y la casa todavía huela a tabaco, y a lo mejor se me ha pasado la resaca, porque estoy en racha: voy por los 32 puntos y no ha terminado el primer cuarto.


4 comentarios:

Madame Vaudeville (Chus Álvarez) dijo...

Facilidad para escribir. Eso es lo que tiene usted. Y una facilidad bárbara. Podríamos llamarle también facilidad de lectura. Porque usted hace ágil al lector. Todo fluye desde el comienzo de la lectura y dan ganas de seguir. Hace fácil el arte de la literatura. Sus textos deberían formar parte de las lecturas "obligatorias" de la ESO (y esas cosas) Así lee cualquiera. Mérito suyo. Y encima dan ganas de ponerse a escribir. Aplaudo.

(Suelo venir a leer sin dejar huella, pero sigo aquí, incondicionalmente, que lo sepa)

Besos grandes

mariajesusparadela dijo...

Madame ha dicho lo que yo reitero.

mariajesusparadela dijo...

Madame ha dicho lo que yo reitero.

Amelie Poulain dijo...

Lo que daría yo por hacer un flah-back d'esos! Aunque, con lo formal que soy, seguiría viéndolas pasar y otra vez por lo mismo... eso sí que no! Antes prefiero quedarme con el papel de suicida fallido! Suerte que unos días huelen a lomo de ángel y otros voy en bici.
Muchos besicos, querida calabaza.

 
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