domingo, 6 de marzo de 2011

Porno (Historias de Twitter 1)


“Llénate la cara y la cabeza con etiquetas que dicen “onanista”. Ve a una fiesta y pide a las mujeres que te las despeguen” (Twitter de Alejandro Jodorowski)


El otro día me bajé una peli porno. Ya sé que no debo hacer ese tipo de marranadas, que la ministra me regañará, que hay gente que tiene que vivir de los derechos de autor y tal. Pero es que me apetecía. La vida en pareja ha hecho olvidar la faceta más individual de mi sexualidad y me sentía en el deber de recuperarla.

Para ello esperé a que mi mujer me dejara solo en casa, evidentemente. Si hay algo que puede teñir de emoción al rutinario acto de masturbarse es la sensación de infidelidad, porque así por sí solo, qué quieren que les diga: son muchos años y ya poca cosa queda por explorar. Sería como una vuelta a la adolescencia, a los paquetes de kleenex, a las duchas eternas y las mañanas demasiado húmedas. La emoción de lo furtivo.

Así que esperé a la tarde del viernes, cuando a mi mujer le toca peluquería. Dijo “hasta ahora”, cerró la puerta y yo, dos segundos después, ya estaba sentado en el sofá, mando de la televisión en mano, dispuesto a pulsar el “Play”.

El porno ya no es lo que era.

Eso es lo primero que me vino a la cabeza cuando mi mujer me despertó y tuve que explicarle por qué coño estaba durmiendo semidesnudo con el pene flácido en la mano y, en la tele, una escena de festivo lesbianismo.

Que no es lo que era, oiga.

2 comentarios:

madelen dijo...

Muy gracioso, la verdad es que yo hace poco me acordé de las escenas de king.kong cuando desnuda a la chica y me puse la peli que por primera vez en mi tierna infancia me hizo sospechar que había algo de erotismo en el mundo, aunque yo no sabía que era lo que sentía porque era pequeñísima en un cine de colegio de curas y nada fue lo mismo, oye.

Viuda de Hombrepez dijo...

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