domingo, 16 de mayo de 2010

Simulacro

Éste es un simulacro de texto. Aunque parezca lo contrario, nadie saldrá herido. Es todo de mentira, como en las películas, así que no llamen todavía a su abogado.

Esperen a que acabe, a que sean evidentes los chirridos de las palabras y su teórica enorme importancia, a que se abran las ventanas de la moraleja y así continúen con su velada repleta de otros epítetos. Y descuiden: soy el primero que no soporta el moralismo fácil de algunos relatos, así que no esperen encontrarlo aquí.

Primero han llegado las advertencias del prólogo, que dan paso al planteamiento y sus dudas y dificultades. Es posible quedarse en silencio, por lo que es un momento clave para arrancar de raíz las ideas que, en mi caso, brotan de la melancolía y de sus animales de compañía, qué lástima. Tocan la vulnerabilidad y las cenizas y los lugares comunes de las lágrimas y fraudes emocionales. Lo típico, para qué engañarnos.

A continuación, el nudo, qué bonita y vaporosa palabra, con sus lazos y sus retazos y tramas primarias y secundarias y puntos de giro. Nada grave, de todas maneras, bastante alejado de cualquier sentimiento amoroso ya. Hace un poco de frío y suele recurrirse a lugares comunes, a instrumentos de medición y a rutinas de sofá, sonriendo forzadamente. Así, con adverbio en mente, sin demasiada elaboración, y fingiendo algo.

Y, al final, el desenlace, caminando hacia la luz del final del túnel, como la Swanson, sin cables de suspensión. Pero con red, porque es un simulacro.

Así se acaba, sin aplausos.


4 comentarios:

ANDREA dijo...

Brevedad, sencillez y máxima concreción.
No puedo decir nada más.

Un Saludo y hasta la próxima

cleopatra dijo...

Así se acaba, serenamente.

No hay más nada, sólo llenamos los silencios por la angustia de la muerte, con palabras.

Con huecas palabras...

Un saludo

Salomé dijo...

A los simulacros hay que tenerlos al lado y mirarlos a los ojos para saber si son de verdad.

Un saludo

Caminante dijo...

hoy en día, a veces la vida parece un simulacro... de tantas luces, ruidos y cruces pasajeros, el cuerpo se hunde y pierde en la catarata de esta ciudad salvaje.
quizás sea hora de jugar como niños y empezar a vivir nuestros juegos tan seriamente como lo hace un niño que no juega, sólo corre, ríe, se divierte y siente cada golpe y disfrute en su cuerpo como cualquier otro, es decir, sólo lo siente, y no le vienen con cuentos de simulacros.
Saludos! :) me encantó tu escrito..

Caminante, ex cajitasdesoles
ahora: http://replieguesydespegues.blogspot.com/

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.