martes, 23 de junio de 2009

Plan B

Ya es junio. Ya es otra vez junio y me hace falta un plan B para sobrevivir a los gritos de los vencejos. 


Es tiempo de incógnitas, una época que, en realidad, abre la puerta a un futuro magnífico. No hablo de dejar o no de fumar, que eso no es una incógnita porque sé de antemano que no lo haré. Hablo de la parálisis de la evocación, de mirar atrás de forma inútil. Y es culpa de esos vencejos. 


Con ellos ya no vuelven los exámenes, cuando era todavía un niño y me creía adulto y pensaba que tenía res-pon-sa-bi-li-da-des; así, marcando las sílabas, sacando bien la lengua en las des. Buscaba un plan B para librarme de ellos, de los bolis Bic, de los folios en blanco y de poner mi nombre en mayúsculas para que se entendiera, porque mi letra no hay quien la entienda, y no hace falta que nadie me lo diga. Todo el mundo me lo recuerda, y no hace falta. Luego firmaba como sintiéndome orgulloso, pero sólo quería salir de allí, aunque fuera me esperaran sólo los gritos de los vencejos. 


Ahora es otra vez junio y ya no hay exámenes. Tampoco hay vacaciones, ni esas fiestas de fin de curso en la que todo el mundo sonreía sin querer, porque había exceso de globos y la paella estaba pasada. Nos quemábamos al sol y queríamos tocar el culo de la misma chica, y nadie se podía bañar, porque la piscina se llenaba en julio, eso todo el mundo lo sabía, y todo el mundo buscando un plan B. Y los gritos de los vencejos.


Es con ese grito cuando me doy cuenta de que todo es igual ahora que hace diecisiete años, que he estudiado cientos de cosas distintas, pero que no he aprendido nada. He trabajado en oficinas tristes y oficinas más tristes, con la luz en el límite de la insinuación. Me he afeitado 6.531 veces y he eyaculado unas 2.200, igual que las veces que me has ignorado o de las veces que te he ignorado. He bailado a mi estilo y luego he vuelto al hogar, he salido del hogar, he exhalado el humo de miles de cigarrillos. He tenido miedo sólo de ti y me he estremecido con la música. He leído muchos libros y, en realidad, no me acuerdo de casi ninguno. Sólo digo está bien, me gustó, me queda poco más que las sensaciones y nada de la gramática. Así que pienso para qué. Si es otra vez junio y llegan los vencejos y su grito y su vuelo acrobático y yo sigo sin un plan B.


7 comentarios:

Andrea dijo...

Coincidimos en lo de leer muchos libros y no acordarme de ninguno. Tampoco pude tener nunca un plan B aunque me hubiese gustado. No he podido librarme de nada, ni de exámenes, ni de que me ignoren, ni de ignorar, todo ha pasado, porque tenía que pasar, para traernos aquí, a este presente del que no nos libraremos. Uy, me he puesto filosófica. Un beso!

Majo dijo...

Acostumbrada a tu ficción, tu realidad me ha gustado incluso más. Hacía tiempo que no veía a alguien desnudarse ante tanta gente del modo en que tú lo has hecho, tan humano, tan normal, con tanto inconformismo, con tantas dudas ante un presente. Hacía tiempo que no leía de un presente tan radicalmente distinto a un pasado y demasiado similar a un futuro.

Molts B7s, Fer.

Tristancio dijo...

Cuánto ruido hacen los vencejos en estos inciertos días de casi finales de junio por allá muy adentro entre los intercostales y las sienes... (Y claro, sin plan B).

Abrazo.-

Terapia de piso dijo...

Pero si yo no sigo ni un plan A cómo voy a siquiera creer que puedo tener uno B. Cómo. Imposible.

Un abrazo te dejo, Fernando.

José Roberto Coppola

Liliana G. dijo...

Estupendo autoanálisis Fernando, realmente estupendo.
Pero ¿y si no necesitaras un "Plan B"? ¿Si tu "Plan B" fuera justamente éste, el estar escribiendo sobre la falta del "Plan B"?
Nada, que seguiría siendo un estupendo escrito de tu estupendo autoanálisis.
Besotes.

Carmen dijo...

buscar un plan B, ya es un plan B.

Román Ahuí dijo...

Buen material, incluido en mis enlaces.

Saludos.

 
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