Plástico
Gracias, Manuel
Leí en un periódico que en Omaha (Nebraska) encontraron muerto a un hombre que se había plastificado a sí mismo.
Eso sólo puede pasarle a los americanos, pensé. Seguro que se trataba de un freak de ésos que coleccionan cómics de heroínas, arreglan ordenadores con tuberías de plástico o escriben sus memorias con alfileres bañados en sangre. Eso fue lo que pensé al principio. Después estaba sentado en el wáter y me vinieron a la cabeza algunos episodios de hace veinte años. Hace veinte años yo era el que perdía el autobús por estar ordenando los clics por colores o el que se quedaba parado en el patio del colegio, mirando a la nada. Mientras, los demás me intentaban dar con el balón. En realidad no me tocaron nunca, porque si algo tenían los de mi colegio es que eran más bien malos con la pelota. No recuerdo ganar nunca ningún partido en las ligas escolares. Por eso el hombre plastificado me provocó cierta empatía. Quién sabe. Si yo hubiera vivido en Nebraska quizás habría terminado plastificado, solo, muerto, en casa. Además, colecciono cómics de heroínas. Más a mi favor.
Salí del cuarto de baño y rescaté el periódico de la basura. Releí, parándome más en los detalles. Frank J. Kowalski, natural del condado de Sublette (Wyoming), había sido encontrado en su casa de Omaha (Nebraska), con una capa de tres milímetros de plástico cubriéndole toda la piel, orificios incluidos. Resulta que el tal Kowalski padecía un trastorno obsesivo-compulsivo con predominio de rituales de limpieza tales como lavarse las manos cada diez minutos, fregar el piso cada tres horas y cambiarse de ropa cuatro veces al día. El tema había ido degenerando hasta que vio un documental en Discovery Channel en el que descubrió que todo está cubierto de polvo y que el 70% de esas partículas son restos de la propia piel. De ahí a plastificarse, me pude imaginar que no había pasado demasiado tiempo.
Me quedé parado, mirando a la nada, como hacía en el patio del colegio. Estaba horrorizado. Pobre Kowalski, natural del condado de Sublette (Wyoming). Y pobre yo. ¿Cómo podría vivir ahora, sabiendo que el 70% del polvo de mi casa procedía de mi propia piel?
11 comentarios:
Redondo, ágil, ameno... es que no sé qué decir para indicar que me ha encantado :$
B7s
Por eso es necesario que un obsesivo compulsivo acuda al psiquiatra.
En cuanto al 70% de mi piel en el polvo, la prefiero antes de que sea el 70% de la piel de otro. Ajjj, sería horrible...
Como siempre, una joya.
Besos.
Espero que no caigas en un enredo en el que creas que si te suicidas evitarás tener que limpiar el polvo de la casa y el tema se agrave. Es lo que solía a mi pasarme hace un tiempo, cuando pensaba que si me suicidaba no tendría que preocuparme más por los problemas.
¿Como decías que se llamaba la enfermedad de ese tipo? :P
Omaha-Marlon Brando-Kowalski. Es curioso.
Te imaginas si un pudiee plastificarse el corazón, volverlo impermeable, para que los sufrimientos no lo atravesasen? Te imaginas?
Saludos, Fernando.
José Roberto Coppola
:S
Y colecciono comics, a saber cómo hubiera acabado en Nebraska... Y mi casa de 45 m2, debe tener un porcentaje de mi propia piel mayor que la casa de 80 m2 de otro. Vaya.
Un saludo.
Éste me ha gustado más que los últimos. Creo que es porque has vuelto a convertirte en personaje y en objeto de tu propia sátira. Y creo que es ahí donde está el mérito que convierte una historia estrafalaria en una historia trágicamente cómica.
Espero que te tomes mi comentario como una anguila que se escurre entre los dedos.
...el otro día me explayé aquí con el obsesivo compulsivo y al final dio erro al dejar el comentario y se borró
...me estoy obsesionando con los errores informáticos
...y ya que vine te leí de nuevo :)
Yo tengo un trastorno obesivo-compulsivo hacia tu blog, no se que pasa pero si no actualizas empiezo a merodear todos los días por aquí y luego puede que no te diga nada...
Buena historia, bien escrita, me ha gustado.
Saludos.
de nada. Un placer que el lodo sea así de brillante!
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