lunes, 29 de junio de 2009

Espontaneidad


Mi psicólogo me ha dicho que tengo que ir en contra de las normas, que mi vida ha sido un eterno obedecer y que ya es hora de oler un poco a podrido. Me lo soltó al fijarse en mi peinado, con la raya en el lado derecho y esta gomina que parece fosilizar de forma mística mi pelo. Usted jamás ha estado un día sin ducharse, ¿verdad?, me preguntó. Evidentemente, mi respuesta fue que no, qué cosa tan innecesaria, incluso ahora, que tengo el calentador estropeado, me ducho cada día y me lavo con agua fría, congelada, aguantando la respiración. Salgo de la bañera tiritando y con una risa nerviosa, y tardo en secarme no sé si para prolongar mi agonía, martirizándome por no llamar a quien sea que arregle los calentadores en esta puta ciudad.

Una muestra de sumisión más, me comentó el psicólogo; usted soporta el castigo de forma diligente y, aunque está en sus manos el librarse de él, no lo hace. Tiene que salir de la pauta en la que se ha convertido su vida. Olvídese de las reglas, tíñase el pelo de verde, vaya a un karaoke a cantar Gwendoline, llame por teléfono a las tres y cuarto de la madrugada, practique sexo en público, grite sin motivo. Suéltese, destápese, cree, cáguese en las leyes. Tiene que abrir las puertas.

En ese momento comencé a sudar hasta empapar la camisa, al darme de morros contra la evidencia de lo que habían sido estos treinta años, en los que siempre he hecho lo que se esperaba de mí y mucho más, y aquí me veis ahora, dando vueltas en la cama y tapándome la cabeza con la almohada para secarme los ojos. Suerte que, haciendo caso al psicólogo, he abierto las puertas y he elaborado un plan de espontaneidad con el siguiente horario de actividades:

- Lunes: ir a tu oficina y gritarte que te quiero.

- Martes: hacerte el amor en tu terraza.

- Miércoles: colarnos en la Sagrada Família por la noche y tomar cava en la grúa más alta.

- Jueves: llorar en clase de literatura francesa.

- Viernes: hacerme el sonámbulo por las Ramblas.

- Sábado: rodar una película porno y comer yogur de tu ombligo.

- Domingo: jugar a la ruleta rusa.

Mi psicólogo va a estar contentísimo.


10 comentarios:

Ylka Tapia (Malalua) dijo...

Jajaja, me encanta la lista de "locos" propósitos. Como siempre, fantástico.

Sweetcide dijo...

Pues lo podrías hacer todo eso, de verdad que sí, sería genial :)

Terapia de piso dijo...

Despéinese, hermano, yo lo hice, ahora ando con el cabello alborotado.

Vuélvase un rebelde, hermano. En su medida, a su gusto, sin complacer a nadie más que a usted mismo.

Abrazo, Fernando.

José Roberto Coppola

lopez dijo...

hay que estremecernos en la vida, ser normativo nos acecha con los formalismos y no le da vida a la vida…

un abrazo

Anónimo dijo...

Me gusta el lunes, aunque no hay que despreciar el resto de la semana, tampoco esta mal =)

¿Ya tienes pensado como seguirá tu lista?


cuiiDate!

simalme dijo...

Nunca hagas caso a los psicólogos, son locos frustrados.

Tristancio dijo...

ja, muy "espontáneo". Menos mal que no puso la ruleta rusa el lunes.

Saludísimos.-

Carmen dijo...

¿tu psicólogo?

coño, yo creo que tú vas a estar más contento todavía que él

Carmen dijo...

joder... creo que no te va hacer falta volver al psicólogo. :)

manuel_h dijo...

y tus lectores!

 
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