jueves, 2 de abril de 2009

El amor en tiempos de alergia


A veces noto los instintos adormecidos. La lengua se me queda pegada al paladar, esperando en vano solicitudes indignas; llegan, han llegado, están aquí, pero se evaporan. Los miembros, descuartizados, se me mueven al batir de un viento que no sopla más, y mientras, tú, ahí afuera, me esperas con un chal de cualquier color. El otro día fue gris. Me gusta cuando llegas de verde. O de ese color que sabes que me duele.

Quisiera sentir lo que no siento. Pienso en mis ojos como si nunca hubieran visto, como si los cubriera una membrana opaca y filtraran la novedad y le colocaran encima una bolsa sucia. Después sólo quedan pedazos de cosas que nunca ríen, puertas que se cierran y direcciones equivocadas. Entonces, sobre todo entonces, es cuando me entran ganas de borrarlo todo y forrarlo del terciopelo rojo con el que lo cubro todo aquí, en mi celda.

Al anochecer es cuando huelo el fuego, los labios, la seda, las horas, lo invisible. Pero hay momentos, como hoy, en los que intento dibujar los aromas y sólo hay productos de limpieza. Y grifos que gotean. Y palmaditas en la espalda. No encuentro la forma de huir de ese frío, ni cuando me apoyo en tu mejilla, que a veces huele a café, ni cuando me hablas en la cama y me pides cosas y me hurtas la boca. El otro día olías a gas licuado, o a claustro de iglesia gótica, no lo recuerdo bien. Sí me acuerdo que te toqué y que, aunque me llamabas, te resbalaste.

Quizás te fuera superfluo, quién sabe. Seguramente pensabas más en las bambalinas que en ahora: por eso tu tacto sonó hueco y me pareció más un suspiro que un tacto.

A veces noto los instintos adormecidos. Quizás sea cosa de este tiempo de alergia, que me tiene deshecho y viviendo sin caerme muerto, como después de un parto.


13 comentarios:

Isabel Tejada Balsas dijo...

A veces noto los instintos adormecidos. Quizás sea cosa de este tiempo de alergia, que me tiene deshecho y viviendo sin caerme muerto, como después de un parto.


:_

Mariana Eguaras dijo...

¡Qué bien! un poco de aire fresco luego de tanto post divino :-))

Fauve, la petite sauvage dijo...

Te falta un "la" delante de "alergia", en el título :P

Sofía B. dijo...

Se podría decir algo más que precioso pero sería innecesario.

Un abrazo sin histaminas

Anónimo dijo...

Yo nunca había estado más enferma.

simalme dijo...

Atchú

Andrea dijo...

A veces me encuentro con un texto que me gusta, que me mueve, y que sin embargo no puedo comentar. Este es uno de ellos. Un abrazo.

Fidias dijo...

Siempre dicen algo de la sangre, no se qué de la primavera, un comentario referente a que nuestros glóbulos deben estar de fiesha.. todos en fila india, esquiando, o algo así.
Bah, dichos baratos.
;)

JUACO dijo...

Pero hay momentos, como hoy, en los que intento dibujar los aromas y sólo hay productos de limpieza.¿Qué putada!.
Una entrada muy romántica.
Un saludo.

Terapia de piso dijo...

La zozobra del instante y del infinito, del ahora y del siempre, del todo y la nada...

José Roberto Coppola

Mon dijo...

Me ha gustado descubrir una vena un tanto poética en este relato.

Un besazo enorme de esta
hija de la primavera.

Anónimo dijo...

Me ha emocionado lo que has escrito, Fer...A veces lo consigues, y hoy lo has conseguido...Quizás el "Estadio Azteca" de fondo, ayude...Besitos

Liz

manuel_h dijo...

hay alergias sin antídotos

 
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