jueves, 19 de marzo de 2009

Sublimación


Pandora se fue de compras a Zara. Se había quedado bastante deprimida después de abrir su famosa caja, así que pensó que una manera sencilla y rápida de purificar sus penas era gastarse todo su dinero en ropa, zapatos y sonreír.

Y es que a los hombres eso de que la esperanza quedara encerrada tampoco les había consolado especialmente. Ella los había intentado convencer hablándoles de la vertiente positiva de los vicios, de que la vida puede ser un valle de lágrimas y pamplinas semejantes, pero que si uno tiene un vicio, todo puede pasar mucho más rápido y feliz. Incluso se habían escrito tangos sobre el tema. Pero los hombres no se mostraron receptivos. De hecho, utilizaron uno de los males liberados por Pandora, el rencor, para aplicárselo durante su existencia futura.

Es decir, que lo de irse a Zara de compras Pandora lo veía más que justificado.

Se compró unos zapatos de tacón, una falda de flores y, cuando se estaba probando aquella camisa beige y el cinturón de cuero, se le ocurrieron unas medias grises y unas gafas de sol a juego, por qué no.

A las dos horas, Pandora se había probado la mitad de la producción semanal de Inditex y ya no pensaba en su caja. Transcurrió un rato más y también los males desaparecieron de su cabeza. Y los hombres. Al final para ella no existía ni la esperanza.

Salió de la tienda con siete bolsas negras. No veía el momento de llegar a casa, abrirlas y descubrir los maravillosos secretos que guardaban.

Eso le recordó a algo. Pamplinas, seguro, pensó.

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja. Yo hago mis catársis particulares en el outlet de Mango (vestido setentero precioso: 14 E)
¿De dónde has sacado esa imagen tan chula? :P
:**********************************

simalme dijo...

Creo que soy la única chica que no soporta las tiendas de ropa...

Fauve, la petite sauvage dijo...

Ay, Pandora, Pandora...

Fer, cuántas veces te he dicho lo que me haces disfrutar con tus relatos, y cuántas veces te lo seguiré diciendo... Para no hacer que mis comentarios estropeen tu blog, pondré, no sé, digamos un asterisco, o mejor una almohadilla así: #, que significará cómo me sumerjo en tus cuentos y cuánto me gustan y todo "eso".

Un besazo y millones de gracias ;-)

Terapia de piso dijo...

La felicidad se le escapaba cada tanto.

Saludos.

José Roberto Coppola

josef dijo...

Opino, pienso, y recuerdo, las tiendas de Zara cuando empezaron y lo que son ahora. Eran lugares modestos y baratos. Hace poco viajé a Chile y vi una tienda de Zara, era el no va más del pijerío y el robo, era un como un Lacoste o un cartier. Era una puta marca super cara. en eso han involucionado...Saludos!

lare dijo...

probarse y comprarse prendas para gustarse y gustar, es que si una no se gusta y tiene la autoestima pequeña, no hay cien bolsas que lo solucionen, es como comprar y guardar en el armario para olvidar, o superar el dolor por no sentirse amada, amandonos no solo por el aspecto físico, claro que es el reflejo de como estamos, me he liao pa explicar,
petons Fer

Noelia A dijo...

ja ja, se me ocurre un paralelismo con los vicios que del comsumismo, eso de abrir la bolsa como quien abre la caja de Pandora (a pesar de que le han dicho que no lo haga)
Muy buen relato
Saludos

Sofía B. dijo...

Vaya texto colosal. La imagen espectacular.

saludos

JUACO dijo...

No, si está claro que cuando Pandora abre la caja....

Zeus ordenó a los distintos dioses crear una mujer capaz de seducir a cualquier hombre. Hefesto la fabricó con arcilla y le proporcionó formas sugerentes, Atenea la vistió elegante (AL PARECER CON ROPAS DE ZARA) y Hermes le concedió facilidad para seducir y manipular. Entonces Zeus la dotó de vida y la envió a casa de Prometeo....
La maldad salió de la caja y la esperanza se quedó dentro....
Esperemos que Pandora no llegue a abrir sus bolsas de Zara.
Un saludo. Te felicito nuevamante por este post.

Laura dijo...

La verdad es que ir de compras deberia estresarnos pero resulta que causa el efecto contrario en la mayoria de las mujeres...

Liliana G. dijo...

Jajaja, ¡Sos tremendo! Sólo a vos se te puede ocurrir que Pandora cambie su caja por las bolsas de la tienda...
Este relato es una excelente metáfora, basta leer entre líneas.
¡Buenísimo!
Besos.

Diego dijo...

Es que esa Pandora nunca aprende. ¿Llegó el ciclo de las "mitológicas"? Bienvenidas, pues. Un abrazo.

simalme dijo...

Sí conozco los microgramas de Walser, aunque no tengo el libro. A ellos me refiero en mi post cuando hablo de que escribe a lápiz formas geométricas, esos son los microgramas. Algunos de ellos los he puesto. Fascinante Walser. A quien no se lo haya leído se lo aconsejo encarecidamente.
Gracias por tu comentario y besos mil.

Fauve, la petite sauvage dijo...

Estoy deseando leer los microgramas; leí Jakob Von Gunten que también lo recomiendo porque es una delicia y me obsesioné con él y su vida y obsesiones desde que lo conocí a través de los comentarios y citas de Enrique Vila-Matas.

A través del espejo dijo...

Fernando, (permíteme el tuteo)

Si la voz de mi conciencia social anticonsumista tiene que venir en forma de entradas de tu blog, te invito a que, a la mínima duda sobre su publicación, te acuerdes de mí y no lo dudes.

Muy agradecido.

Tristancio dijo...

Genial, de ésos que ya quisiera escribir uno...
(Creo que ya puedo comenzar a volver... si el tiempo me da una tregua, que me debes (me debo) unos cuantos relatos que no quiero perderme...

manuel_h dijo...

hace algún tiempo había unos sobres cerrados que se compraban en los kioskos. Se llamaban "sobre sorpresa", y cuando lo comprabas no sabías lo que había dentro. O sea, como el kinder, pero sin chocolate. Lo que no sabía era el fondo psico-filosófico del tema.

Fauve, la petite sauvage dijo...

Ajajaj, qué bueno, manuel_h.

 
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