jueves, 26 de marzo de 2009

La explicación de la ortografía del nombre de Dios


Aunque era agnóstico, iba por Gran vía y se encontró con Dios. Así, la primera con mayúscula, que antes para él era dios a secas, de forma irreverente y suburbial y sin ningún tipo de pudor. Las experiencias cambian a los hombres y les hacen corregir actitudes, y en este caso la actitud que cambió fue ortográfica.

En un primer momento no le pareció Dios, ni dios tampoco, y pasó de largo. No le dedicó ni una sonrisa, ni una mirada despectiva, ni aquella mirada inquisitorial que soltaba cada vez que le presentaban a alguien. Sólo pasó de largo.

Dios tuvo que gritarle. Eh, tú, porque, aunque se haya dicho lo contrario, Dios no se sabe los nombres de todos, que demasiadas cosas tiene en la cabeza como para preocuparse de algo tan banal; dónde se ha visto un consejero delegado que sepa llamar a todos los empleados por su nombre. Sí, tú, repitió. Y él se sorprendió, porque ya se había percatado de un cierto halo divino en el demandante.

- Si no quieres que me convierta en una llameante furia, dígnate a admitir mi existencia.

Mire, contestó, que le salió el usted, qué menos ante una supuesta deidad. Entiendo que se sienta ofendido, pero no hay nada que me incline a pensar que usted no sea más que una entelequia producto de la debilidad humana. Y no niego que no exista: sólo digo que mi pobre razón mortal no alcanza a entender un concepto tan etéreo.

Al fin y al cabo, dijo Dios, la culpa es mía, por haceros tan absurdamente imperfectos. Esto ya me ha pasado en más ocasiones, pero dejemos lo de las manos y el costado para otro lugar y otro tiempo. De momento, sólo una cosa te pido.

Usted dirá.

Cuando escribas mi nombre, pon la primera letra con mayúscula, alma de cántaro.

A partir de entonces, tanto Dios como la RAE durmieron tranquilos.

12 comentarios:

Diego dijo...

Algún día me gustaría encontrarme con ese ser, el escrito según la norma o el otro, ya me da igual. Cualquiera con tal de tener la oportunidad de decirle unas cuantas cosas que tengo atragantadas. Un abrazo.

Fidias dijo...

Debía haberle dicho también Dios, que escribiera con minúscula los nombres propios de otros dioses pretéritos, vease "zeus", "ra", u "odín".
Hubiera quedado mejor todavía.

Ylka Tapia (Malalua) dijo...

Ahora lo comprendo... Ejem.

manuel_h dijo...

los caminos de la RAE, como los de dios, digo Dios, son inescrutables.

josef dijo...

Era de la RAE del ORA o del ESPIRITU SANTO? Excelente relato!

Sofía B. dijo...

Pues siendo la RAE sólo queda decir AMEN, también con mayúscula.

Saludos

simalme dijo...

¿Qué diría Rouco de todo esto...? Por cierto, hay que ver lo que se parece Rouco a Paco Clavel. Será su segunda vida? (cura de día, reinona de noche)

Miss Morpheus dijo...

Parece que el malestar ante la indiferencia no es privativo del ser humano sino que trasciende a lo Divino. Si al menos hubiera sido ateo...

Un beso.

JUACO dijo...

Por Dios,que error.Ver al señor pasar por delante y no decirle nada.
Tiene razón en lo de que el ser humano es imperfecto,y bastante...
Un saludo.

lare dijo...

vaya con este "D"ios que no nos deja ni cuestionarle, ordena y manda, y a pagar nuestros pecados con la obediencia ciega, yo si le entreveo, intentaré darle esquinazo aunque se que no es nada facil, adeu

Majo dijo...

Lo más sorprendente es que, siendo agnóstico, sus ojos pudieran verlo. Yo pensaba que sólo son capaces de "ver" quienes creen.

Fantástico cuento, Fer ;)

Isabel Tejada Balsas dijo...

tiene usted un premio en mi blog .^

 
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