domingo, 12 de abril de 2009

Rain


Por casualidad aparezco en Londres y resulta que la lluvia es buena para la ficción. Estoy al otro lado de los cristales traduciendo caracteres conocidos. Mientras, saboreo las cualidades de un steak and salad en lo que parece un domingo eterno. Abro un ejemplar de The Guardian por la sección de economía y constato que el futuro es igual en todas partes. Acabo un prólogo. Cedo a la fuerza de la cerveza y la certeza. Siento la levedad de los tópicos. Dejo una propina de siete libras. Salgo con aparente normalidad. Como si nada.

Debajo de la lluvia, no tomo té. Sólo fumo cubierto por un toldo negro.

La gaseosa se vuelve luminosa debajo de la lluvia. Y las voces se confunden entre alusiones y verdades a medias entre desconocidos. No hay subtítulos. Escucha bien lo que te digo: no hay subtítulos, pero lo que dicen es nítido. Aquí no hay distancias, ni narradores, ni personajes. Nos queda robar historias, como en otros lugares. Así que mantén los oídos aquí y allí.

Debajo de la lluvia, las ventanas parecen más abiertas, como ojos vacíos. Todo transcurre más lentamente: no basta con amanecer. Hay un placer latente cosmopolita, hay historias moribundas y recién nacidas, aunque no basta con amanecer para llenar los intervalos, sino que hay que alcanzar la normalidad y acariciarla. No quedarse sólo en los relojes o en las abadías. No subir a las norias después de cenar. No pasear por los parques sin lupa.

Resulta que la lluvia es buena para hacer crecer la ficción. Mira a tus pies.

¿Verdad que tiene todo aire de intuición?


13 comentarios:

Anónimo dijo...

He de reconocer que la pregunta no me pertenece, pero es tan clara que no podía dejarla pasar... Tal vez si nos enamoramos para no estar solos, o simplemente no nos enamoramos, lo fingimos por la misma razón... En este mundo nadie quiere estar solo… Que absurdo, ¿verdad?
Aún recuerdo la primera vez que llegue a este blog, aparecía en el periódico junto a una de las imágenes que subes, parecía un plano de metro con un montón de líneas de colores, desde entonces es inevitable venir a leer tus palabras. Menos mal que ha vuelto la ficción…

cuiDate!

JUACO dijo...

Debajo de la lluvia todo parece diferente,parece crecer la "ficción" como bien dices... El problema:"Ceder a la fuerza de la cerveza y la certeza".Todo tiene un aire de intuición...
Buen relato.
Un saludo.

Miss Morpheus dijo...

Veo que Londres y la lluvia te han vuelto más críptico. Impactante la imagen de las ventanas como ojos vacíos. Me pregunto qué verá al mirar hacia abajo... Le imagino moviendo su cabeza muy lentamente, casi con miedo...

Un beso.

Laura Gómez Recas dijo...

¡Que buena reflexión bajo y sobre la lluvia!
Me ha gustado leerte y amenazo con volver.
Un placer encontrarte.
Laura

Andrea dijo...

Lo he leído un par de veces, hago mi propia interpretación de tu texto. Lluvia, ficción, futuro universal. Tus palabras me llegan pero no se hasta dónde. Un beso!

Anónimo dijo...

Yo perdí la cordura.
¿Alguna sugerencia para encontrarla, o para aprender a vivir sin ella?

Zephyrine dijo...

Es ese algo que tiene la lluvia... Tal vez el exceso de reflejos ajenos, tal vez propios; tal vez solo la perspectiva llorosa.
De cualquier modo, tus palabras ficticias la pintan a la perfección... me sentí mojada.
Que tengas una linda semana, con gotas al desayuno. Saludos!

Caótica dijo...

por casualidad en londres? seguro que es casualidad?

Isabel Tejada Balsas dijo...

que bonito escribes, ains .^

Terapia de piso dijo...

A veces quiero acariciar la normalidad, a veces no.

Saludos

José Roberto Coppola

AAN dijo...

Relato gris y acuoso; me gusta. Siete libras de propina es mucha propina...

PS: este viernes, en la sala Heineken. Mi hermana se ha acreditado y allá que nos vamos. ¿Cuál es tu canción preferida?

Tristancio dijo...

Vine sin paraguas... y así me voy, empapado de lluvias horizontales.

Abrazo.-

manuel_h dijo...

por casualidad no te trajiste una nube, o una manguera, o algo...?

 
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