Pobrezas
Desde que te fuiste ha sido todo ir de un lugar para otro, extraviado. Ayer, por ejemplo, empezó a llover y yo estaba en la calle, pero me dio igual. Seguí andando. No me detuve debajo de la marquesina de siempre, sino que seguí andando. Llevaba unos auriculares en los oídos y escuchaba Detener el tiempo para no tener que escucharme a mí mismo. Sólo digo pobrezas y poco más y para qué escucharlas. Sólo son pobrezas y poco más.
Y crecí tratando en vano de desentrañar todo lo que el miedo esconde...
Hoy, muy de mañana, me encontré contigo. En realidad no estabas, pero yo me encontré contigo o quise hacerlo. Me giré de aquella manera. Ya sabes, cuando te abrazo en sueños, que es la única manera en la que te abrazaba. Y me encontré contigo. Estaba haciendo lo que hago últimamente: ir de un lugar para otro, extraviado, en aquella cama que provoca más pérdidas que encuentros. Entonces apareciste y te abracé en sueños. Se abrieron puertas por todas partes. O eso recuerdo, porque todo estaba bastante oscuro. No sabía qué hacer conmigo, más que callarme no sé qué hacer. Porque para decir pobrezas, mejor callado. Y entonces te abracé en sueños y se abrieron puertas. Pero en realidad no estabas.
Y aunque el miedo se volviera a manifestar para entonces ya sabía que no me abandonaría...
No estabas y no estarás más, me dijiste. Comencé a extraviarme, primero en la proximidad. Ahora estoy agotado de ir de un lugar para otro, sembrando decepciones, asfixiando, perdiendo la fe. Escucho las pobrezas de mi vida, rememoro horas insoportables, me convenzo de que no estoy muerto, no sé para qué. Y en mi casa, todo sucio de supervivencias y, de vez en cuando, de náuseas. Pobrezas, también hay pobrezas y poco más. Porque tú ya no estás.
Tan presente como el miedo se hizo la verdad y ahora que los tengo enfrente sé que seguirán ahí siempre
13 comentarios:
Siempre me ha parecido más doloroso soñar que no tengo algo a despertar y darme cuenta de que en verdad nunca lo tuve.
No sé si es la hora el texto o ambos, pero me ha entrado una pena. Voy a ver si la echo.
Besos.
Un texto que realmente llena de una tristeza contagiosa, me trae recuerdos que creía haber superado...ufff! un abrazo!
me recuerda tanto a mi pérdida y a mi sentimiento respecto a ella, aunque la mía no sea romántica sino familiar, ha sido leerte y encontrarme y pensar "sí, esa soy yo, la extraviada"
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La creatividad nace de la angustia, como el dia nace de la noche oscura... sigue siendo genial saber que amamos así a alguien aunque no esté...
Uff, Fer, esta es una entrada de domingo por la mañana. Busco entre la gente a otros "extraviados" y no los encuentro. Debemos hacerlo muy bien: somos muchos pero pasamos desapercibidos.
Un beso.
bueno, y los miércoles, como los domingos!
El miedo no hace a nadie más fuerte.
Y, si digo la verdad, ¿con qué podré defenderme?
Dicen que las cosas malas, si no las nombras, si no piensas en ellas y si no las exhibes, no existen.
Un (b)eso
No estoy deacuerdo con Ego.
Para nada.
a.
Creo que has sabido refelejar la angustia que sientes en tu texto...porque al final todos nos sentimos algo asfixiados.
Un saludo
Para pasar páginas en la vida es necesario aprender a convivir con el recuerdo que nos va quedando de ellas.
Siempre seguirás tú, aunque delante del miedo y la verdad puede que te veas pequeño y el mundo parezca demasiado grande y el hueco que hay en la cama este demasiado frío…
"Y en mi casa, todo sucio de supervivencias...", es muy buena esa frase. Como sentimiento, crudísimo. Un abrazo.
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