lunes, 22 de agosto de 2011

Por qué me gustas con tacones


Cada tarde de agosto paseabas hasta el muelle y te sentabas en la barandilla. Explicabas que así se sentía más el viento, que las palabras te salían más fácilmente, que se te iban todas las preocupaciones o cosas por el estilo. Yo me quedaba abajo. Te decía que era porque me venía el vértigo, pero era para mirarte en plano contrapicado, que es el que me gusta. Si hiciera una peli sería toda en plano contrapicado, como Ciudadano Kane. ¿Te acuerdas cuando la vimos en el Bretón? No nos fascinó a ninguno de los dos, nos aburrimos bastante, pero no nos atrevimos a criticarla, porque en aquella época no éramos de poner verde a los clásicos aunque se lo merecieran. A mí me gustó lo del plano contrapicado, que siempre se vieran los techos y los cielos, aunque en el fondo Welles lo hiciera por pura arrogancia, quién sabe. Cuando te sentabas en la barandilla era como tenerte en ese plano contrapicado de Ciudadano Kane. Me mirabas agachando la cabeza y tu voz sonaba como más sonora, o eso me parecía a mí, y tu nariz dejaba de desagradarme, y tus pechos se hacían más grandes, y las piernas se te volvían más largas. Quizás fuera eso simplemente, vete a saber. Y quizás fuera por eso por lo que me gustas con tacones, porque ahora no tenemos muelle y es tu forma portátil de sentarte en la barandilla para que te dé el aire o cosas por el estilo, y yo te mire desde abajo, sin vértigo, en ese plano contrapicado de Ciudadano Kane.

2 comentarios:

Tristancio dijo...

... es que en la vida, como en el cine, todo es cuestión del ángulo con que se mire. Y, a veces, aunque la vida parezca intrascendente, nos gustaría que fuera eso, una peli, o al menos una escenita...

Saludos.-

mariajesusparadela dijo...

Desde abajo, humildemente.

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.