Qué extraño
Qué extraño fue verte convertida en humo.
Quiero ponerme a dieta, confesaste en voz alta, y pocas
horas después ahí estabas, convertida en humo. Supongo que son estas dietas
modernas, que son demasiado agresivas, pensé yo, y te imaginé saliendo por la
chimenea. Eso habrías hecho, pero como no tenemos chimenea, te quedaste en la
habitación, dando vueltas encima de la lámpara y queriendo traspasar el techo
después.
Abre la ventana, me dijiste, que necesito aire.
No te hice caso, porque no quería que te fueras. Quién
sabe cuándo podría volver a verte. Tal y como te encontrabas en ese estado
gaseoso era bastante probable que desaparecieras y te mezclaras con las nubes o
te fueras con la niebla o vete a saber qué.
Lo que hice fue bajar las persianas. También puse unas
toallas en la parte inferior de las puertas y sellé todas las rendijas con
cinta aislante mientras tú seguías dando vueltas encima de la lámpara y te
confundías con las motas de polvo que terminaban por naufragar en las
bombillas.
Así te quedaste, en la habitación, convertida en humo y
dando vueltas encima de la lámpara. Qué extraño fue verte así.
1 comentario:
Me gusta, me ha recordado a aquella canción de Mecano "Aire".
Publicar un comentario