Felicidades
Para su cumpleaños decidió escribirle algo realista, que
era más de su estilo, aunque el realismo le ponía delante de los morros –pam-
que cumplía 30 años. Ese día se levantó y, como siempre, salió de la habitación
sin abrir la persiana siquiera, entre las tinieblas de lo dormido. A tientas,
se tambaleó como un muñeco de Subbuteo y por poco tuvo que agarrarse de las
maltrechas cortinas para no derrumbarse encima de una de las sillas que
–diablos- se había puesto en medio de su camino hacia el café.
Café. Qué dos sílabas.
Recordó un pasaje de Stegner. Así empezaba el libro y así
comenzaba el día:
“Voy flotando hacia arriba en medio de una confusión de
sueños y memoria, retorciéndome como una trucha a través de los anillos de
subidas anteriores, y salgo a la superficie”.
Se me abren los ojos con un dolor furioso.
Estoy despierta. Y hoy tengo 30 años.
Y yo estoy delante, con todo el realismo de lo que
escribo y te digo
Aquí quiero estar otros 30 y otros 30 más, y otros 30
más, si la fuerza nos acompaña.
Porque contigo cada día las guerras terminan, las
palabras son gritos –de placer- y hasta el realismo se hace mágico.
Felicidades.
1 comentario:
No se me ocurre otra felicitación mejor. Realista y romántica, aunque esas dos palabras no suelan ir de la mano.
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