jueves, 12 de agosto de 2010

Propósito


Dices que conmigo tienes un propósito; que no lo tenías y que ahora lo tienes.

Y ésa es ahora mi brújula en esta pausa forzosa, en la que soy un viajero extraviado por las islas del Índico. Aquí perderse es sencillo. Demasiado espejismo y poca realidad, y no me acabo de acostumbrar a lo de que tu noche sea mi día y las horas no entiendan de luz.

Me entran ganas de interrogar al cielo, aunque seguro se burle y me traiga frío e incertidumbre. O de rodar por la arena y arrancarme la artificialidad a cortes de coral para romper la monotonía de tu ausencia.

Y a veces me han tentado los somníferos para olvidarme de los días.

Porque, ¿sabes? Esto de estar en las antípodas de tu cuerpo alimenta muy bien la nostalgia.

Pero ahí está tu propósito, que se come él solo la ansiedad de todo lo que está lejos.

Me pide paciencia.

Me hace incluso dormir sobre los acantilados sin miedo al abismo.

Me alimenta de tu misma atmósfera.

Me mete en tu cama, me toca en el océano.


2 comentarios:

cleopatra dijo...

Sin miedos porque el abismo está justo allí, en la línea divisoria de luz y oscuridad.

Beso

Anónimo dijo...

La horas no entienden de luz y los sueños no entienden de antípodas.

 
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