Elecciones (V)
Hoy he dejado lo de votar para después de comer, para
evitar colas y porque yo en la sobremesa tengo un talante mucho más
progresista; de mañanas, como me haya levantado con el pie cruzado, puedo hasta
ser de derechas, y estos tíos no lo necesitan, al menos hoy. Bien, pues he
llegado al colegio electoral –que lo tengo al lado de casa– he cogido una
papeleta de los de siempre y la he metido en el sobre blanco. Después le he
dejado mi carné a uno de los de la mesa, me han dicho “vota”, pero, cuando he
ido a introducir el sobre en la urna, resulta que no había urna.
He preguntado, con toda la discreción que me caracteriza,
que cómo iba a votar, si no había urna, y me han dicho que las urnas estaban de
huelga hoy.
Precisamente el día de las elecciones, he preguntado de
nuevo, y me han contestado que claro, que qué día si no iban a hacer huelga las
urnas electorales. A pesar de la lógica aplastante del argumento, he insistido
en mi pesquisa con una –aguda– observación. Algo así:
Qué desfachatez la suya animarme a votar cuando en
realidad era imposible.
Pero, de nuevo, me han contestado con un argumento que ha
pulverizado mis afiladas intenciones.
Hasta ahora nadie se había quejado.
Y he pensado en voz alta que hasta aquí habíamos llegado,
que no iba a ser yo el primero. He dado media vuelta y he salido del colegio
con el sobre en la mano, que he procedido a depositar en el primer contenedor
azul que he visto. Ante todo, sostenibilidad.
1 comentario:
"Españolito que vienes al mundo te guarde Dios..."
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