domingo, 17 de julio de 2011

Abdominales

Esta semana me ha dado por la operación bikini –un poco tarde, lo sé, pero siempre he sido de reacciones lentas– y me he comprado una caja de esos parches que se comen la grasa. En concreto

Eliminan la grasa localizada y reducen volumen corporal. Se logra una reducción generalizada de 2-4 cm de volumen, equivalente a 1-3 kg de peso.

Además de ser de reacciones lentas, también tengo una extrema sensibilidad al marketing. No es broma: empecé a salir con mi primera novia porque llevaba una camiseta que llevaba escrito “New”, y el único trío que he hecho fue motivado por el simple hecho de que eran 2x1.

Pues bien, al llegar a casa con los parches lo primero que hice fue leer las instrucciones del invento y observé para mi desdicha que había que ponerse los pegotes uno a uno y que sólo se notarían efectos a las cuatro semanas. Hice los cálculos y descubrí que estábamos hablando de un mes entero, lo que quería decir que hasta mediados de agosto mi barriga iba a seguir fusionada con mi tórax y que un verano más sin comerme un rosco. No lo iba a permitir.

Así que me puse todos los parches. No juntos, por supuesto, sino en diferentes zonas de mi cuerpo, rebosante a los pocos minutos de cafeína, carnitina y fucus. Me notaba exultante de belleza, orgulloso de metabolismo, pecador confeso de soberbia y nunca arrepentido. Inmediatamente después me desmayé.

Desperté confuso a las ocho horas. Invadido por la emoción, me miré en el espejo y vi que continuaba igual de lipídico y que, además, ahora mi piel era más bien verde fluorescente. Me había convertido en la Masa, aunque sin el coñazo de la mala leche. Tampoco tengo tanto músculo, pero da igual. Mola. En cuanto se me pase la colitis, la migraña y pueda comer algo sólido iré a la playa y me pondré a ligar como un poseso.

2 comentarios:

mariajesusparadela dijo...

Para entonces habrás dejado de estar verde y ya no ligarás nada.

Magrathea. dijo...

Cuidado, se te puede pegar la arena en todo el cuerpo.

 
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