
Arthur Schnitzler, médico y escritor, despiadado analista de las relaciones humanas. Como muestra, varios botones sin ojal:
“Cuando una relación que nació a lo grande cae en la mediocridad, no puede prolongarse si no es a costa de dolorosos y vergonzosos sacrificios. Es más sabio disolver sin más el hogar espiritual común que dejarse la piel en el empeño por recortarlo”.
“Toda relación amorosa atraviesa tres estadios que se suceden imperceptiblemente: el primero, en el que somos felices estando juntos en silencio; el segundo, en el que nos aburrimos estando juntos en silencio; y el tercero, en el que el silencio se hace carne y habita entre los amantes como un enemigo maligno”.
“El sentirnos atados y anhelar constantemente la libertad, y el hecho de que intentemos atar a otras personas sin estar convencidos de tener derecho a ello: eso es lo que hace tan problemática toda relación amorosa”.
“Todo puede seducir: la indiferencia o la pasión, el insulto tanto como el halago. La seducción no es más que el deseo de ser seducido”.
“Una regla para las deudas de amor: mejor dejarlas prescribir que cobrarlas demasiado tarde”.
“El matrimonio es necesariamente una ecuación irracional, porque los sentimientos cambian, mientras que las responsabilidades y las obligaciones se mantienen o incluso se incrementan”.
“No está claro qué es más estúpido: convertir a tu amante en tu esposa o a tu esposa en tu amante”.
Arthur Schnitzler, Relaciones y soledades