Sobre la medida de las cosas
- ¿Me quieres?
- Sí, claro que te quiero, qué cosas me preguntas.
- ¿Pero cuánto me quieres?
- Pues te quiero… mucho.
- “Mucho” no me vale. Es poco preciso, no me gusta. Esa respuesta demuestra que no me quieres mucho.
- Ay, no sé qué te ha dado ahora por esto de si te quiero y de cuánto te quiero.
- Pues no sé, tengo curiosidad. Nunca me dices cuánto me quieres. Y, si se pudiera pesar nuestro amor en una balanza, me gustaría saber cuánto marcaría.
- Pero no se puede. El amor no se puede medir. Te quiero y punto.
- “Te quiero y punto”. Muy típico. ¿Así que no me vas a decir cuánto me quieres?
- Sí, te quiero mucho.
- ¿Me regalarías un ramo de ojos azules?
- ¿Cómo?
- Digo que si me regalarías un ramo de ojos azules. Quiero un ramo de ojos grandes, pequeños y medianos; todos azules. Creo que sería una buena prueba de que me quieres “mucho”.
- No te entiendo. ¿Un ramo de ojos azules, dices? ¿Te has vuelto loca?
- No, no me he vuelto loca. Yo te regalaría un ramo de ojos azules si me lo pides. Es un detalle precioso.
- Pero eso es una barbaridad. No digas tonterías.
- No digo tonterías ni me he vuelto loca. Sólo digo que quiero un ramo de ojos azules para colocarlo encima del piano. Así los ojos me mirarían cuando toco, y sería como si me miraras tú a través de esos ojos. Cuando me desvista por la noche, dejaría que los ojos se fijaran en mí, con ese deseo que ya no veo en los tuyos. Y, por la mañana, su brillo me daría los buenos días. Les cambiaría el agua y me sonreirían con una lágrima. Me guiñarían cada vez que pasara a su lado; y será un guiño sin párpado, pero cálido. Me los imagino ahí también, encima de la mesa, y los veo ingenuos, adolescentes, riéndose conmigo cuando me río.
- Me asustas.
- Regálame un ramo de ojos azules, por favor.
28 comentarios:
Pues se conforma con poco.
Pues con el metrónomo que pusiste en la fotografía pegaba más que le pidiera que le compusiera algo de música y en lugar de que el movimiento del tempo sea de negras por segundo, que lo sean de azules por segundo.
Y por qué azul? :))
Precioso. Y no es triste.
:-)
a.
Retiro lo que no es triste... Pero seria un regalo genial.
a.
esto lo he leido yo hace poco verdad? jeje muy bueno lo del metronomo frases a negras que miden el tiempo, jaja no esta mal, lo q mas me gusta es q ese metronomo es de cuerda y eso termina por pararse, bueno q te voy a contar solo hay q ver mi actitud
¿Por qué azul? Porque hoy he tenido el día azul, así como otras veces lo he tenido amarillo o verde o negro.
Es triste; es muy triste. Sigo con tristezas varias. No me sale nada alegre.
"El ramo azul" es uno de los mejores cuentos de Octavio Paz. Aquí lo podéis leer:
http://es.geocities.com/literearte/cuento/el-ramo-azul.htm
Día azul: tranquilizante, protector, cuidadoso, deprimido, lento y solitario. :D
Pues creo que hoy sigo un poco azul. Quizás tirando a violeta. Aunque no te fíes: nunca he sido nada bueno para los colores. Todos los hombres somos un poco daltónicos.
Histeria:
“Ser para la mirada del otro. Agradar para ser mirado, vestirse para ser mirado, actuar para ser mirado, gritar para ser mirado, silenciarse para ser mirado, agredir para ser mirado. Aparentar ser otro para el otro. No importa el sacrificio si el premio es la mirada”. Ella acude, equivocadamente o no, a la consulta del Dr. Amor para que le aplique un paroxismo histérico. Experto en diferentes velocidades, aplica su medicina hasta que ya harto decide hacerse con una batidora. Se llamaba Joseph Mortimer Granville y las mujeres decían de él que daba muy buenas vibraciones.
Día tirando a violeta: Tirando a aristocrático, artístico, frío, indiferente, conflictivo y solitario. :D
Un ramo de ojos azules. Es tan... tan... me encanta.
En cualquier caso, lo de la "cuantificación" del amor es algo que resolvió EA GAMES con Los Sims :D
¡Gracias, Marc! Aunque el mérito lo tiene el señor Octavio Paz, como he puesto más arriba.
Y, jajaja, muy bueno lo de Los Sims. No he jugado a la segunda parte, aunque recuerdo que en la primera el concepto del amor medible era muy poco físico, ¿no? Yo me liaba a abrazar y a besar a mi partenaire y aquello nunca pasaba a mayores. Qué autocontrol el de Los Sims :-)
¡Uy! Pues deberías jugar a Los Sims 2, como ya te habrán dicho en más de una ocasión. Entre otras cosas, se puede hacer "ñiki-ñiki" (sic), con revoltijo de sábanas y profusión de fuegos artificiales al llegar al clímax incluidos. :D
¿Fuegos artificiales, dices? Creo que lo pondré a baja... digo... me lo compraré ahora mismo. :-)
Aunque puede ser mi definitiva muerte social, no hay duda.
¿Fuegos artificiales al llegar al clímax, dices? Guau! Pues sí, eso es más espectacular que ver neveras que se funden (que es lo más especial que yo había oído... y en la vida real que no virtual ^^)
A mí nunca me gustaron los Sims, eso de estar horas delante del pc para hacer que un muñequito se levante, se duche, se vista, desayune, vaya a trabajar, ligue, cene y duerma...esas cosas ya las hago conmigo misma. Aunque quizás debería probar la versión 2 también :-)
a.
Y perdona, Fer, por desvirtuar un bonito cuento hablando de juegos informáticos :-D
¿Neveras que se funden? Caramba, qué buena idea para un relato sobre el cambio climático.
Perdonada, a. Pues no sé si mi vida no tiene sustancia, pero a mí me fascinaba (demasiado) el control de esos muñequitos. Quizás tengo complejo de dios, aunque no sé de qué todavía; ya lo decidiré (mmm... dios del vino mola).
Yo siempre preferí el SimCity. Jugar a ser Dios a lo grande :-)
a.
Y necesitas más evidencias empíricas para el relato? Todavía estamos a tiempo de fundir alguna esta tarde y ver qué pasa esta vez... :)
¿Consideras que ser concejal de urbanismo te convierte en dios? :-)
Sin la "Normativa Urbanística Metropolitana" ni el "Decreto de Habitabilidad" en mano, casi casi casi. :-P
a.
Me lo temía. Y estos sí que son dioses del vino.
Un estupendo relato. El mejor de todos... pero regalame mejor un ramo de ojos marrones. Normalmente en la sencillez se encuentra la virtud.
Muchas gracias. Pero también creo que unos ojos azules pueden ser igual de sencillos que unos marrones, que unos verdes o unos grises. Lo que hace especial a unos ojos es la mirada, no el color.
Ya, lo se, era una metáfora.
Publicar un comentario