Instrucciones para acabar con los koalas (Kafkiana número 7)
Al contrario de lo que muchos piensan y la sabiduría popular ha difundido, el koala (Phascolarctos cinereus) no es un animal salvaje. En realidad, tampoco es lo que se conoce de forma común como “un animal”, sino un ser humano convertido en animal. Es verdad que los seres humanos, técnicamente, son animales, pero no es necesario detenernos en este tipo de concreciones.
Según datos aportados por investigadores independientes y biólogos de prestigiosas universidades, el koala es un humano muy perezoso y cariñoso cuya dieta se basa en un solo tipo de alimento. También su existencia tiende a transcurrir en un solo hábitat: una cama, un sofá o, en su defecto, un árbol. Ante este régimen de vida, a lo largo de los años el humano pre-koala experimenta una transformación física en la que la primera parte corporal afectada son las manos, que se convierten en garras en las que varios dedos pueden estar fusionados en uno solo; la cabeza aumenta de tamaño y las orejas se cubren de pelos; los ojos no disminuyen, pero dan la impresión de desaparecer en el volumen craneal; y el resto del cuerpo se vuelve rechoncho y pierde color rápidamente.
Hasta la fecha, a los koalas se les ha creído originarios de Australia, una falacia que pudo rebatirse hace unos días, cuando un habitante de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona, España) divisó uno entre la maleza de un plátano común. “Lo cierto es que en Australia salen más a la calle porque, al tratarse de una población de número superior, pierden fácilmente el temor a la civilización. Pero la naturaleza del koala lo mantiene, normalmente, sumido en la contemplación pasiva de la televisión y agarrado a su pareja, a la que atosiga de caricias”, explicó el conocido biólogo Yeral Darrel. “Lo del gusto por el eucalipto es un mito. La variedad típica de Cataluña, por ejemplo, gusta de la bollería industrial”, matizó Darrel.
Desde este reciente descubrimiento, y ante la superpoblación de koalas en Europa Occidental, las autoridades sanitarias han puesto en marcha la campaña “No deje que su ser querido se convierta en un koala”, que incluye las siguientes recomendaciones:
- Al primer síntoma, cambie su televisión por una más pequeña.
- Al segundo síntoma, cambie su pareja por una menos mimosa.
- Al tercer síntoma, hágale salir de casa y tomar el sol, pero, bajo ningún concepto le deje subir a los árboles.
- Al cuarto síntoma, usted también se habrá convertido en un koala. Abandónese a su nueva condición.