Incompletos
El día de su cumpleaños, en vez de levantarse, ir al baño, desayunar, darle un beso a su esposa y todas aquellas cosas que hacía, una tras otra, día tras día, etc., decidió convertirse en corchete.
Sí, en corchete: [
Salió a la calle en pijama, compró dos barras de pan, una docena de churros y se fue corriendo a la casa de la mujer que amaba, le dijo te quiero, hicieron el amor sobre los churros (y el chocolate), fumaron cigarrillos sin boquilla, saltaron en paracaídas y lloraron de forma cursi. Con hipo.
Y después lo cerró: ]
La vida de un corchete es complicada, ya que, en realidad, todo lo anterior había quedado al margen: él seguía en la cama, intentando levantarse. No pudo.
Y abrió comillas: “
Le dijo a su esposa que no la amaba, que no podía soportar un día más viviendo en esa casa, trabajando en esa oficina y criando ese niño no deseado. Que no aguantaba más responsabilidades y que a la mierda la hipoteca, los plazos del coche y los vecinos y sus pucheros.
Y cerró comillas: ”
Acostado en la cama, el corchete buscó oxígeno después de las comillas.
Y dibujó un signo de apertura de interrogación: ¿
Y después uno de cierre de interrogación: ?
. (y seguido)
Otra visión incompleta del paso del tiempo, en Contraportada.